Desde La Habana

Recordando a Reinaldo Creagh

A los 96 años, Reinaldo Creagh Verane, la voz de la vieja trova santiaguera, decidió irse el domingo 16 de noviembre. Su edad no le impedió seguir cantando y bailando en España y otros países europeos: era más conocido y apreciado en el exterior que en su país, a no ser en Santiago de Cuba, la ciudad en la que vino al mundo el 9 de julio de 1918.

Con apellidos poco comunes -Creagh es de origen irlandés y Verane debe ser italiano, aunque en internet no lo he podido confirmar- Reinaldo tenía 20 años cuando se inicia en la música con unos amigos, en el conjunto La Sonora de 1938. Luego integra la Orquesta Cristal, de Guantánamo, la Estudiantina de los Hermanos Puente y la Estudiantina Invasora, donde estuvo desde los años 60 hasta su jubilación, tres décadas después. Hasta que en 1994 le piden formar parte de La Vieja Trova Santiaguera, junto a Reinaldo Hierrezuelo, Pancho Cobas, Aristóteles Limonta y Amado Machado.

Considerado un maestro en la música y en la vida, en su discografía resaltan los álbumes Vieja Trova Santiaguera (1994), Gusto y Sabor (1995), Hotel Asturias (1996), La Manigua (1998), Dominó (2000) y El Balcón del Adiós (2002). Su único disco en solitario lo grabó en 1998, se titula Boleros de toda una vida y en You Tube se pueden escuchar, Contigo en la distancia, Cómo fue, Piel canela, Nosotros, Nuestras vidas, Dos gardenias y La vida es un sueño, entre otros.

Jodedor, como casi todos los cubanos, a un periodista de El Mundo que en 1998 le entrevistó en Santiago de Cuba, cuando cumplió 80 años, Creagh le dijo que era viudo, «pero libre como el aire que respiro». De esa visita el reportero escribió:

-Tarda veinte minutos en cambiar la camiseta y el short de dormir, por un atuendo adecuado «a todos los amigos de España». Cuando ya se siente como un pincel, se calza la gorra y dedica otros cinco minutos a recorrer los pocos metros que separan su habitación de la puerta siempre abierta de su casa. Sin embargo, el cigarro, un habano rebelde que se apaga de cuando en cuando, lo enciende con la rapidez y precisión de un cirujano.

-El humo sube hasta el techo de uralita, derretido por el sol santiaguero de las 10 de la mañana. Reinaldo, dueño de una voz prodigiosa y un carácter afable, vive con su hijo, su nuera y su sobrino en una casa humilde de un barrio humilde, rodeado de viejas fotos de bodas, cabezas de geishas de escayola y godzillas de plástico. En el patio, junto a un gran aguacate en flor, cuelgan unos jeans y unos blumers blancos.

-Abriendo mucho los ojos, Creagh dice: «La guaracha, el bolero, la rumba, la habanera… Son como bichitos que llevo dentro y de los que no me puedo librar. Y por encima de todos, el son, la música campesina y silvestre que nació en los alrededores de Santiago de Cuba. El son es el padre y la madre del ritmo cubano».

Tania Quintero

Foto: Reinaldo Creagh apaga una vela por su 95 cumpleaños, que en 2013 celebró tomando mojitos con varios periodistas en un bar del madrileño barrio de Lavapiés. El año pasado, el trovador y la orquesta Cuban Sound Project que dirige Demetrio Muñiz, actuaron en el Teatro Circo Price de Madrid. Tomada de Metro Ecuador.

Video: Reinaldo Creagh y la Vieja Trova Santiaguera en El paralítico, canción compuesta en 1930 por Miguel Matamoros (Santiago de Cuba 1895-1971).

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