Desde La Habana

Prensa cubana: más que informar, desinforma

Los lectores cubanos habituales de periódicos, y que a las 8 de la noche se sientan después de cenar a ver el noticiero de televisión, no conocen todos los detalles del actual conflicto en la Península de Corea.

A la gente de la Cuba profunda han informado que la República Democrática Popular de Corea respondió con una pesada carga de artillería a la isla de Yeonpyeong, debido a una supuesta agresión militar del ejército sudcoreano en el Mar Amarillo.

No hay una pizca de crítica o cuestionamiento al deplorable proceder de la dinastía de los Sung, que en caso de ser cierto, parece desmedida la respuesta a un islote habitado por civiles y que provocó cuatro muertos y decenas de heridos.

Cuando ya los pendencieros asiáticos, adictos a la ideología Juche creada por su “líder amado” Kim Il Sung, poseían un arsenal de bombas atómicas, la prensa cubana, solía publicar algún que otro artículo, haciendo ver que todo era una campaña desinformativa de Estados Unidos, buscando un pretexto para agredir militarmente a Corea del Norte.

Con Irán sucede igual. Ahmadineyad es casi un santo para los medios los. Los sucesos de marzo de 2009 en Teherán se informaban de manera sesgada.

La condena de una mujer iraní a morir lapidada también se ha pasado por alto. Se callan los últimos informes de la OIEA sobre la posibilidad de que Irán esté en condiciones de fabricar artefactos nucleares. O se presentan como una “nueva manipulación de grupos afines a los intereses imperialistas”.

La política editorial de Cuba es clara. Los malos son los yanquis. Y las naciones ricas y capitalistas. Se puede estar en contra de ciertas actuaciones de Estados Unidos o la Unión Europea. Pero de ahí a aplaudir y callar las tropelías de países como Irán, Corea del Norte o Venezuela, sólo porque son adversarios de Washington, es una ignominia.

Ahora mismo, el gobierno español ha solicitado al venezolano la extradición de Arturo Cubillas, un etarra con sólidos nexos dentro de la administración bolivariana. El hombre fuerte de Caracas ha denegado la entrega. Cuba ha pasado por alto la noticia.

La prensa oficial responde a instituciones del Estado. El diario Granma es el órgano y vocero del partido comunista, el único en el país. Las otras publicaciones que circulan, responden a organizaciones sociales y de masas regidas por el partido y el gobierno.

Un periodista que prefirió el anonimato, cuenta que cada tema sensible o importante lo impone el departamento de orientación revolucionaria (DOR). Incluso, dice el reportero, antes de la tirada del periódico Granma, Fidel o sus asesores revisan con lupa lo que se va a publicar.

Este control férreo por parte de Castro ha disminuido en los últimos tiempos. A pesar que sólo un 4% de los ciudadanos están conectados a internet, la aparición de nuevas herramientas como Facebook, Twitter o la telefonía móvil están ampliando el diapasón informativo de la gente de a pie.

Parientes y amigos que residen en el extranjero, por SMS suelen mandar noticias que los medios nacionales no publican o tergiversan. Lo mismo ocurre con el correo electrónico, donde muchos que tienen cuentas de internet por motivos de trabajo, aprovechan el menor descuido de los celadores virtuales, para abrirse ingresar en una red social, leer El Nuevo Herald o el diario digital español El Mundo.

Las personas que buscan otras fuentes, también escuchan la BBC, Radio Exterior de España, La Voz de América o Radio Francia Internacional.
El manejo de ciertas noticias internacionales en Cuba a ratos es tendencioso. Más que informar, desinforman. No es que la prensa cubana siempre diga mentiras.  Pero a ratos ocultan la verdad.

Iván García

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