Desde La Habana

Pequeño reconocimiento a dos amigos

Si me preguntaran para quién fue hecha la revolución cubana, yo diría que para la familia de Tania Quintero, periodista de origen humilde, hija única, de padres muy vinculados con la causa sindical desde los años 40, verdaderos proletarios.

Cuando la veía con sus hijos Tamila e Iván, vestida con un uniforme que yo creía era de miliciana, pero era de maestra en una escuela de instructoras revolucionarias, y a ellos de pioneros, desde mi inconformidad política pensaba: «Por lo menos, esto se hizo para ellos».

Quince días antes de yo cumplir 4 años de edad, triunfó la revolución de Fidel Castro. Aunque había nacido en Cárdenas, Matanzas, en ese momento vivía en La Habana. Con acierto, mi padre predijo que aquéllo sería comunismo y que todas las libertades se perderían. Pero él solo formaba parte del 10 por ciento o menos que estaba en contra de esa revolución.

El 90 por ciento creía en todo lo contrario, veían una revolución de justicia e igualdad, salíamos de una dictadura de siete años que había sido violenta. Nadie se imaginaba que la próxima duraría más de 50 y seguimos contando.

En 1970 me instalé con mi madre y mi hermano en un cuarto de una vieja casona del barrio habanero de El Pilar, en El Cerro. En el segundo piso vivían Tania con su madre y sus hijos, su padre ya había fallecido. Yo tenía 15 años y Tamila e Iván tenían 6 y 5 años respectivamente.

No tenían televisor y los dos, a veces, venían a mi pequeña habitación, a ver los juegos de pelota de Industriales, equipo del cual éramos aficionados. Jamás hablamos de política, éramos niños y adolescentes viviendo tiempos difíciles. Después perdimos contacto, hasta hace unos pocos años cuando nos reconectamos.

Y supe que Tania ahora vivía en Suiza como refugiada política con su hija Tamila y Yania, su nieta mayor. Y que su hijo Iván seguía en La Habana, había sido padre de un niña, a quien puso Melany, y al igual que Tania, se había convertido en periodista independiente. La revolución seguía devorando a sus hijos.

Desde 1980 vivo en Miami. Logré el sueño de mi vida:  vivir haciendo canciones. La suerte me había tocado. En cambio, la familia Quintero García, sigue buscando el sueño de varias generaciones: vivir libres en un país que nos pertenece a todos los cubanos, pero donde sólo se puede escuchar una sola voz, la del partido comunista.

Por eso, hoy quiero reconocer y aplaudir públicamente el trabajo de estos valientes amigos periodistas, Tania Quintero y su hijo Iván García. Que no cesan de publicar y contar al mundo la realidad  que vive nuestra Cuba, en condiciones precarias, porque no pueden publicar en ningún medio cubano, sólo a través de blogs en internet.

Mi respeto y admiración para ellos, quienes pudiendo hacer lo que hace la mayoría, vivir con doble moral, siguen el ejemplo de sus padres y son la voz de los que nadie escucha en Cuba.

Orgullosamente, Tania Quintero e Iván García son mis amigos. Ojalá podamos abrazarnos de nuevo en una Cuba libre y democrática.

Jorge Luis Piloto
Compositor cubano

Foto: La Esquina de Tejas, a dos cuadras de la calle donde en los 70 vivieron las familias Piloto y Quintero.

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