Desde La Habana

Otro General fuera de circulación

Catorce días después de haber sido «liberado» de su cargo el general de división Rogelio Acevedo González, quien ocupaba el cargo de presidente del Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba, otro histórico de la revolución, el general de brigada Juan Escalona Reguera, ha sido reemplazado como Fiscal General de la República.

La nota oficial de la «liberación» de Escalona no fue publicada en el periódico Granma, el órgano oficial del partido, sino en Juventud Rebelde, justo al lado del reportaje sobre la visita de Raúl Castro a Santiago de Cuba.

Pusieron una foto amable. Para trasmitir normalidad. Detrás se divisa al comandante Ramiro Valdés Menéndez, ministro de la informática y las comunicaciones, a quien se le sigue identificando con el organismo que durante varios años dirigió, el todopoderoso Ministerio del Interior. La presencia de Ramiro, recuerda una ausencia: la del actual ministro del Interior, Abelardo Colomé Ibarra, cuyo nombre aparece en las quinielas de la última trama de corrupción.


Puede que Escalona, de 79 años, haya solicitado la jubilación. O su salud sea precaria y presentado la baja por enfermedad. Inclusive que su padecimiento se hubiera agravado en los últimos meses.

Podría ser. Pero lo cierto es que al fiscal Escalona, hombre con fama de mano dura desde antes de la Causa No. 1 de  1989 (los cubanos de a pie le dicen «charco de sangre»), le pusieron en sus manos el expediente del empresario Conrado Hernández -supuestamente detenido desde hace cerca de un año- así como la responsabilidad de investigar el entorno de Carlos Lage y Felipe Pérez Roque, entre otros, según esta información.

Como de momento sólo es visible la punta del iceberg, y mientras llegan más noticias y nuevos anuncios de «liberaciones», les dejo con la respuesta que Juan Escalona diera al periodista cubano Luis Báez, en 2006. Y donde el tema de la corrupción está presente.

P: ¿Qué importancia tiene ser el Fiscal General de la República?

«Nunca imaginé que al cabo de la vejez, la Revolución me iba a ofrecer una responsabilidad tan delicada, en circunstancias tan complicadas para el país. La primera prioridad en la actividad de la Fiscalía es, evidentemente, la lucha contra la corrupción que se manifiesta de una forma u otra en sectores importantes.

«Estamos usando más el procedimiento de las verificaciones fiscales para combatir la corrupción. Donde es posible que pueda haber soluciones no penales, la aceptamos, siempre que con las medidas que se adopten logremos impedir que continúe evolucionando el fenómeno.

«Nuestro país está educado en una justicia de mano muy dura. A veces nos acusan de que somos flojos. Algunos se quejan que los fiscales son blandos, que los jueces dictan sentencias benignas. Realmente tratamos de ajustar todo eso a los principios de la legalidad.

«Fortalecer la legalidad socialista en el país no es una tarea fácil, porque por muchos años ha habido sectores completos de la población que han vivido de espaldas a esa legalidad. La agricultura ha sido buen ejemplo de eso.

«Ahora tenemos las empresas mixtas, capital extranjero, la liberación de la tenencia de divisas y todo ello ha a provocado una serie de fenómenos que complican la vida del país tremendamente; al igual sucede con la prostitución.

«Como resultado de esa mezcla explosiva se llegó a producir un incremento no significativo, pero si apreciable en el consumo de drogas.

«Es muy lamentable ver algunos compañeros, que por su historia, justamente se han ubicado en determinados cargos que empiezan a manejar divisas y a vivir como en otro mundo. Se transforman, se pierden. Cambian hasta la forma de vestir, que sería lo menos peligroso, cambian la forma de pensar, de actuar y comienzan a dejar de sentirse revolucionarios.

«En cuanto a eso, tengo la opinión que hay algunos que no creen que este proceso pueda seguir adelante mucho más tiempo y están creando las condiciones personales para salirse de este mundo. Hemos tenido que enfrentar, y todavía estamos tramitando, algunos casos en la lucha famosa contra los ‘macetas’ (los que se han enriquecido).

«En el país existen ricos, lícitos o ilícitos. Ahora es mucho más difícil probar que es ilícito porque hay fuentes que lo permiten como un mercado agropecuario donde funcionan abastecedores e intermediarios. Son miles y miles de pesos lo que se manejan. Es un proceso en el que tenemos que ser muy sagaces en ese enfrentamiento.

«Estoy convencido de que esa batalla, como tantas otras de la Revolución, se va a ganar, pero en todos los combates hay muertos y heridos. Eso se va a arreglar, pero sin dudas, tiene costo social».

Tania Quintero

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