Desde La Habana

Más dudas que optimismo

Mientras algunos presos de la primavera negra del 2003, como Pablo Pacheco o Adolfo Fernández Saínz tienen el optimismo por las nubes, en el entorno de las Damas de Blanco hay cautela. Incluso pesimismo.

La doctora Lidia Lima, esposa del preso de conciencia, Arnaldo Ramos, un economista de calibre que a sus 68 años es el recluso político de mayor edad, tiene sus dudas.

Para Lidia, es un alivio el traslado de Arnaldo a la prisión 1580, en el municipio habanero de San Miguel del Padrón. La familia Ramos reside en la capital, y los viajes a la cárcel de Santis Spíritus, a unos 400 kilómetros de La Habana, siempre eran un dolor de cabeza para ella y sus dos hijos.

Según Arnaldo le comunicó a su esposa en la última visita, la comida ha mejorado, aunque se encuentra en una galera con ancianos que padecen graves trastornos mentales. En estos momentos, Lidia tiene más deseos que fe. Y prefiere no ilusionarse con que él sea uno de los reos que el gobierno cubano excarcele, con motivo de la próxima visita a Cuba del canciller del Vaticano, Dominique Mamberti.

El sentimiento de duda prevalece entre otras Damas de Blanco. El gobierno de los hermanos Castro está en una encrucijada. Si algo los ha caracterizado en 51 años, es que no les gusta ceder terreno. La difícil situación política, el gardeo a presión de la comunidad internacional, sobre todo de la Unión Europea y Estados Unidos, los ha puesto en posición incómoda.

Se sabe que con una llamada telefónica de los Castro a las altas instancias del Ministerio del Interior, los 56 presos de la primavera negra o los más de 200 reclusos políticos que existen en cárceles de la isla pueden ser puestos en libertad de manera inmediata.

Si Fidel Castro demoró un par de semanas en detener y enjuiciar a 75 personas, sólo por oponerse y escribir sin mandato, excarcelarlos es un procedimiento sin trabas, si el régimen lo quisiera. En Cuba esas cuestiones no se manejan en el parlamento. Son decisiones personales.

Ya el balón rueda en Sudáfrica. El Mundial pudiera ser un buen momento para liberar a varios presos políticos. Algunos están con la salud muy quebrada, como Ariel Sigler Amaya, quien se encuentra prácticamente paralítico.

Fue a raíz del inicio de la guerra de Irak, el 18 de marzo de 2003, que el comandante único desató una razia contra un grupo de opositores y periodistas independientes, para minimizar el impacto de la noticia.

Ahora el régimen de La Habana pudiese intentar una estrategia similar. El planeta está atrapado por el fútbol. Al menos eso es lo que piensa Pablo Pacheco. Si se le pregunta a los familiares, ellos no son tan optimistas.

Iván García

Foto: Martha Beatriz Roque. Damas de Blanco, afuera de la iglesia Santa Rita, el domingo 6 de junio.

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