Desde La Habana

«Llama cuando llegues»

Esa frase se ha vuelto común entre los cubanos de a pie. No es segura la calle en Cuba. Sólo hay que abrir los oídos a las noticias que corren de boca en boca: asaltos, robos, estafas, violaciones, trifulcas, broncas callejeras… Comentarios frecuentes entre la gente y aunque no existe una crónica roja que describa estos hechos, todo el mundo sabe que suceden.

Bien porque se lo cuentan a uno o porque, teniendo en cuenta la situación de miseria, escasez, falta de escrúpulos e inmoralidad que nos rodea, no puede llegarse a otra conclusión como no sea que todos esos fenómenos son caldo de cultivo de delincuentes y hampones de toda clase y otros que, sin llegar a serlo, forman parte de un ejército de marginales que surgen de su guaridas cuando cae la noche y se adueñan de la ciudad: drogadictos, prostitutas de baja calaña, travestis y homosexuales de aspecto repugnante, quienes por gusto se meten con las personas.

De ahí que cuando vas a la casa de amigos o parientes, muchos con voz apenada te dicen: «No es por botarte, pero está oscureciendo». Y a la hora de marcharte te digan: “Llama cuando llegues”. Así estarán seguros que no te ha ocurrido nada en el trayecto hasta tu domicilio.

Y es que no son solamente los peligros de actos criminales. En las calles, incluso principales, no encienden el alumbrado público, sólo las luces de las ventanas de las casas te ayudan a orientarte. Por esa misma razón los choferes se desplazan muchas veces con la luz de carretera encendida, cegando a los transeúntes. Por si fuera poco, las aceras están destrozadas, llenas de huecos y desniveles. Hay quien ha sufrido accidentes en pleno día.

Un tiempo atrás, por el mediodía iba caminando por Infanta y al cruzar una calle, en la misma esquina, pisé un pedazo de acera que estaba partido e inclinado. El zapato resbaló por la inclinación y al tratar de llevar rápidamente el otro pie hacia delante para evitar caerme, le di una patada al borde del pedazo de esquina que sobresalía. El dolor fue terrible y tuve que ir al hospital. De milagro no me fracturé un dedo del pie.

En las calles secundarias, hay lugares donde es mejor ir por el medio de la calle que por la acera, porque en algunos casos han pavimentado las calles, pero las aceras no las arreglan. Por Centro Habana, Habana Vieja y 10 de Octubre, es más seguro caminar por la calle y no por la acera.

Volviendo a la delincuencia. Hace unos días ocurrió algo inusitado: por la radio dieron la noticia de un chofer de ómnibus que fue asaltado por dos individuos armados con un bate, para robarle la alcancía con el dinero recaudado. Lo significativo fue que se diera la noticia por la radio, si bien no fue en una de emisora de cobertura nacional sino local.

En cualquier caso, marcó una diferencia con la habitual política informativa, de no divulgar ese tipo de sucesos. No sé por qué lo permitieron, quizás para destacar que la policía había actuado eficazmente deteniendo a los asaltantes. No escuché la noticia, me la comentó una persona que la oyó, aunque ya por «Radio Bemba» muchos habaneros nos habíamos enterado de lo ocurrido.

¿Cuántos otros casos cómo ése quedan ocultos a los ciudadanos? Es imposible decirlo, no hay acceso a  fuentes de información. Sin embargo, la gente sabe que existen. Por eso siempre te aconsejan: «Llama cuando llegues».

Manuel Suárez, especial para el blog Desde La Habana.

Salir de la versión móvil