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La fortaleza, los libros y la ciudad

La Habana desde La Cabaña

Del 11 al 22 de febrero, La Habana es centro de la 19 Feria Internacional del Libro. Luego, durante un mes, las principales ciudades cubanas, recibirán la muestra de manera itinerante.

La sede, la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña. Una edificación en forma de polígono, compuesta por numerosos baluartes, fosos, cuarteles y almacenes. Su construcción se inició en 1763 y finalizó once años después, en 1774. Es la más grande de las edificaciones militares construídas por España en América. Además de alojamiento para las mejores unidades del ejército español en Cuba, sirvió para resguardar a La Habana de los ataques de corsarios y piratas.

Por orden de Fidel Castro, el 3 de enero de 1959, Ernesto Che Guevara ocupó La Cabaña y estableció allí su comandancia. A partir de esa fecha, se transformaría en una unidad militar de los guerrilleros. Y también en una gigantesca prisión. En sus húmedas celdas -las mismas donde ahora alegremente se venden títulos literarios- se hacinaban cientos de presos políticos y comunes.

En los patios, donde hoy corren fascinados los niños y juegan a los escondidos detrás de robustos cañones del siglo 18, se fusiló en serie. Se cuenta que en los primeros días de la revolución, el Che habría supervisado personalmente fusilamientos de partidarios de Batista acusados de crímenes. En esos mismos fosos también fueron fusilados opositores de Castro. En 1991, tras varios años de remodelación, la antigua fortaleza fue convertida en el Parque Histórico Militar Morro-Cabaña.

La 19 edición de la Feria del Libro se dedicó a Rusia. En varios pabellones se venden a granel autores como Tolstoi, Chéjov, Gogol y Pushkin. No vi ningún libro de Solzhenitsin, Pasternak o Nabokov. De quien sí deben haber vendido ejemplares, es de Evgueni Evtushenko, símbolo del deshielo post-estalinista. Porque el polémico poeta es uno de los más de 200 intelectuales, escritores y artistas rusos, entre ellos el Ballet Bolshoi, que viajaron a la Isla como invitados especiales, a propósito de la Feria.

Hace 18 años, Rusia dijo adiós a la ideología comunista, pero en Cuba, un aliado tan fiel de Mosú que en 1976 incluyó un acápite en la Constitución resaltando las “relaciones indestructibles entre ambas naciones”, todavía consideran disidente cierta literatura, música y cine rusos.

Al haber sido dedicada a Rusia, esta Feria ha traído un chorro de nostalgia a partidarios de los hermanos Castro. Comenzando por el presidente, quien nunca ha ocultado su veneración por la epopeya soviética durante la Segunda Guerra Mundial. Según el profesor Jaime Suchlicki, de la Universidad de Miami, «el ejército soviético parece haber fascinado siempre a Raúl, quien exhibe fotografías y estatuas de generales soviéticos en su oficina de La Habana».

Junto con el canciller ruso Serguéi Lavrov, el general Raúl Castro presidió la inauguración, el jueves 11. En jornadas posteriores, la gente se volcó en masa a los diferentes recintos de La Cabaña.

La Habana - Feria del Libro 2010

Entre una vista impresionante y única de La Habana, y una multitud de libros y quioscos con una amplia oferta gastronómica en las dos monedas que circulan en la Isla (el peso cubano y el peso cubano convertible), miles de personas se apiñaban en los pabellones en busca de novedades literarias.

En pesos, la moneda nacional, se vendieron pocos libros de pegada. Más de lo mismo. A la entrada, regalaban el título Niños del Milagro (Editora Abril, 2004), sobre operaciones de los ojos a niños venezolanos, escrito por los periodistas cubanos Katiuska Blanco, Alina Perera y Alberto Ñúñez. En medio de una muralla humana y con un poco de suerte, podías adquirir novelas de plumas universales o policíacos del español Juan Madrid.

Por moneda dura la oferta era amplia. Sobre todo para los niños. Ricardo Rojas, 43 años, sentado con su hija de espaldas al mar, con un sol brillante y un viento molesto, comenta: «Gasté 54 pesos cubanos convertibles (unos 50 dólares) en libros para mi hija. Cuando llegue a la casa tendré que aguantar la discusión de mi mujer, por la plata dilapidada sólo en libros. Pero son obras didácticas que le servirán en su formación”.

Al menos Rojas pudo darse ese lujo. La mayoría se lo piensan dos veces a la hora de abrir el monedero. Los libros son caros, tanto los vendidos en pesos, como los de moneda convertible. Nora Díaz, estuvo cinco horas con sus tres hijos dando vueltas como un trompo por todos los pabellones. En su bolso tenía 120 pesos (4 dólares) y 6 pesos cubanos convertibles (5 dólares) para gastar entre libros y algo de comer.

Al final compró un par de cuentos infantiles de un autor ruso, un libro de cocina y cuatro manzanas, que ella y sus hijos se comieron sentados desde lo alto de la Fortaleza de la Cabaña, mirando las quietas aguas de azul intenso del Oceáno Atlántico y los escasos barcos fondeados, esperando para entrar en el puerto habanero. Nora no cree que fue una jornada perdida. “Es un remanso de tranquilidad ver desde aquí la ciudad. Regresamos con pocos libros, pero ilusionados”, dice hechizada con el espléndido paisaje.

A pesar de su pasado tenebroso, la visión que ofrece el recinto de La Cabaña es fabulosa. Sólo para contemplar La Habana desde el otro lado de la bahía, vale la pena desafiar las colas, las carteras vacías, los disgustos cotidianos y el deficiente transporte público. Haya o no haya Feria del Libro.

Iván García

Fotos: CaIQBN, Flickr e Iván García

Sobre admin

Periodista oficial primero (1974-94) e independiente a partir de 1995. Desde noviembre de 2003 vive en Lucerna, Suiza. Todos los días, a primera hora, lee la prensa online. No se pierde los telediarios ni las grandes coberturas informativas por TVE, CNN International y BBC World. Se mantiene al tanto de la actualidad suiza a través de Swissinfo, el canal SF-1 y la Radio Svizzera, que trasmite en italiano las 24 horas. Le gusta escuchar música cubana, brasileña y americana. Lo último leído han sido los dos libros de Barack Obama. Email: taniaquintero3@hotmail.com

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