Desde La Habana

Historias de travestis cubanos


Aunque ahora es que han salido a la luz, y más o menos son reconocidos, los travestis o transformistas, como también se le llaman, siempre existieron en Cuba. Es el caso de Phedra de Córdoba, cuya historia hemos tomado de Mix Brasil, la más importante web sobre lesbianas, gays, bisexuales y travestis de Brasil, creada en 1993.

Ella tenía ya experiencia teatral en Cuba, pero su marcada homosexualidad entonces no era bien vista. Al verse sin futuro, en los años 50 decidió irse a Brasil, donde a pesar de la dictadura militar en ese momento, fue bien recibida y pudo desarrollar su talento en los palcos brasileños. Hoy es conocida en el medio teatral, principalmente en Sao Paulo.

Cinco décadas después, Phedra de Córdoba volvió a Cuba, donde presentó una pieza con la Companhia Os Satyros. Esto es lo que contó en la entrevista que le hicieran a su regreso de la Isla.


-Quedé sorprendida cuando vi un travesti rubio de ojos azules. Le pregunté si eran suyos, porque nunca vi un travesti cubano rubio, debe haber ocurrido cuando los rusos estaban allá y los cubanos se mezclaron con ellos. Hoy día uno se encuentra mujeres con ojos azules, verdes…

Pudo ver cosas nuevas que entonces no imaginaba.

-Sí, me dijeron que yo era un ícono, porque luché por la libertad y hoy soy reconocida en Brasil por mi trabajo. Ellas (los travestis), están agradecidas a Mariela Castro, hija de Rául, hermano de Fidel, que las protege y ahora pueden salir a la calle como son.

-Fue muy emocionante, me dedicaron un show completo. Todo el mundo se emocionó mucho. Puse mi playback y canté para ellas. Fue deslumbrante.

Cómo está el panorama gay ahora en Cuba?

-Los clubes gays quedan lejos de La Habana. Ahora Mariela quiere que estén en el centro de la ciudad. Quedan en la periferia, muy lejos. Cuando fui, pregunté al chofer si íbamos a salir de Cuba, porque nunca llegábamos (risas). Demoramos unas dos o tres horas en llegar y quedé sorprendida cuando vi que el lugar estaba lleno.

Usted conversó con Mariela?

-Me dijeron que ella quería hablar conmigo, pero tenía mucha gente alrededor mío, todos querían tirarse fotos, fui invitada a muchas actuaciones. No pude hablar con ella. Me invitaron a volver.

Si Phedra de Córdoba es la travesti cubana más famosa en Brasil, en Cuba lo es Fara La Diva.

A continuación, lo que Fara dijo a Mónica Uriel, de la agencia italiana Ansa, a propósito de la tercera jornada por el Día Internacional contra la Homofobia, que sesionará en La Habana a partir del 11 de mayo, y donde se espera la asistencia del actor estadounidense Sean Penn, ganador de un Oscar en 2009, por su interpretación de un político homosexual en el filme Milk.


Por las calles siempre va vestido de mujer,  tras haberse ganado la categoría de «intocable» por la policía, después de pasar alrededor de cuatro años en la cárcel. «Para ser homosexual en Cuba hay que tener timbales (cojones). Hay que romper las barreras de todo», afirma Fara, nacido como Raúl Pulido hace 41 años en La Habana.

Salió del armario cuando tenía 12 años y  desde entonces, se viste de mujer, por lo que fue encarcelado varias veces -en total pasó unos cuatro años entre rejas- en la década de los 80, por el delito de «ostentación pública». En la prisión Combinado del Este, en la capital estuvo en una sección con cerca de 400 homosexuales. «Muchos se fueron del país después», dice.

Según Fara, gracias a la lucha que por los derechos de homosexuales y transexuales lleva a cabo Mariela Castro, la hija del presidente Raúl Castro, «ya no hay represión como antes, aunque todavía hay prejuicios, sobre todo por parte de los policías jóvenes. Pero conmigo la policía ya no se complica».

«Todavía hay jovencitos que por temor a sus familias no se visten de mujer. Yo soy la madre de todos los homosexuales en Cuba. Me visto de mujer de noche y también de día. Hay muchos que sólo lo hacen de noche», explica.

Con un cuerpo de piel negra, más de 1,80 centímetros de altura y 50 kilos de peso, Fara La Diva, no ha querido operarse -es posible hacerlo en Cuba desde junio de 2008- pues prefiere «ser natural y no que me vacíen por dentro».

Y por querer mantener relaciones sexuales «al natural» con su pareja,  hace seis meses descubrió ser seropositivo del VIH, lo que parece no preocuparle mucho.

Lo dice mientras muestra vestidos y pelucas guardados a los pies de su cama, una vivienda en Centro Habana, con una habitación de 15 metros, bien descrita por el nombre de su perro, «Miseria».

De debajo del colchón saca trozos de espuma de goma, con los que se construye un pecho que lucirá bajo llamativos vestidos y zapatos altos en sus actuaciones en fiestas privadas, a las que le contratan con frecuencia, porque  «yo soy una vedette».

Al salir de su casa, desde los balcones sus vecinos, le gritan «bella» y «estás que paras el tráfico». Mientras camina contoneando con gracia sus caderas y comenta «la gente es fabulosa conmigo». Y añade lo que es evidente: «Me gusta llamar la atención».

Fara La Diva volverá a participar en la jornada cubana contra la homofobia, que por tercer año organiza Mariela Castro y que en 2009 incluyó una pequeña marcha de gays y lesbianas, la primera en la isla, por las calles de La Habana en demanda de sus derechos. También le ilusiona un video que realizarán sobre su vida, donde se viste de novia y «termino casándose con un policía que sale del closet», cuenta alegre.

La tercera y última historia pueden verla y escucharla en el siguiente fragmento del documental Tacones cercanos, de Jessica Rodríguez, de 2008:

Tania Quintero

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