Desde La Habana

En busca de la antena

Migdalia Estévez y su esposo, Ramón Suárez, estuvieron pendientes de Las Razones de Cuba, serie televisiva trasmitida los lunes en la isla. Entendieron lo de la subversión, la guerra mediática y las maniobras imperialistas. Sin embargo, aún no comprenden la enconada lucha del gobierno contra el ‘cable’ o antenas satelitales.

“La programación de la televisión cubana es aburrida; por lo menos con el ‘cable’ me entretengo y es menos el tiempo que paso extrañando a mis seres queridos”, comentó la señora de 64 años. Gracias al esfuerzo de sus dos hijos residentes en Estados Unidos, el matrimonio pasa su tiempo de ocio mirando programas extranjeros.

En febrero, los inspectores del Ministerio de Informática y Comunicaciones, realizaron una redada buscando antenas en Párraga, donde vive Migdalia. Dormía la siesta cuando sintió un ruido en el techo. Se levantó sobresaltada. Cuando abrió la puerta, un hombre le preguntó: “¿Dónde está?”. Y, sin esperar respuesta, se introdujo en la casa.

Registró la sala. En uno de los cuartos, tendido sobre el suelo, buscó bajo la cama, hasta que, debajo del televisor, cubierto con un paño, encontró el equipo. La anciana, al borde de la crisis nerviosa, no pudo hablar. Cuando reaccionó ya le habían impuesto una multa de 10 mil pesos.

Horas después, su esposo llegó y la encontró llorando “Me asaltaron por sorpresa, pensé que eran ladrones y casi me muero del susto”, y le extendió el papel de la multa.

Ramón Suárez, el marido de Migdalia, recorrió la ciudad en busca de los funcionarios que casi provocan un infarto a su mujer. Encontró el lugar en la calle Zanja. Le informaron que para reclamar debía presentar una carta por escrito, pero no le dieron el nombre de los que violaron su hogar.

Por la serie Las Razones de Cuba, Suárez reconoció al empleado que lo atendió, después que le solicitara una entrevista para quejarse por el atrevimiento de sus subordinados. En el reportaje, el hombre había hablado sobre la introducción en el país de equipos de conexión satelital procedentes de Estados Unidos.

“Recuerdo su nombre, Carlos Martínez, y es el director la Empresa Nacional de Radiocomunicaciones”, dijo, mientras leía las resoluciones 98 y 99 del referido ministerio, dictadas en 1995.

Un amigo le había facilitado las normas legales sobre las antenas. “Me dijo que esas prohibiciones estaban vigentes desde mediados de los 90, pero no que las multas para los ciudadanos son de 1000 pesos. A mí me impusieron una de diez mil”, dijo el hombre.

“Persiguen antenas, pero no explican las razones para allanar una morada y menos por qué estafan a los ciudadanos”, dice Migdalia. “¿Si las leyes dicen unan cifra porque ellos aplican otra? ¿Con qué creen que vamos a pagar 10 mil pesos, con los 460 pesos que recibimos como jubilados?”, pregunta.

El programa Las Razones Cuba le permitió saber a Migdalia y Ramón, por qué el gobierno teme a las antenas que captan señales satelitales. Sin embargo, no entienden los motivos de Carlos Martínez, un funcionario de Estado, para encubrir a sus subordinados, tolerar que éstos violen los derechos de los cubanos y además, los defrauden.

Laritza Diversent, Cubanet

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