Desde La Habana

El regreso de un cubano

Son ya 53 años de separaciones familiares, de amigos y vecinos de la infancia, pero al igual que en los 70, cuando comenzaron los primeros viajes de los ‘comunitarios’ (aquellos cubanos que para el gobierno dejaron de ser ‘gusanos’ y se convirtieron en ‘mariposas’), a la gente le sigue interesando el regreso de un antiguo vecino del barrio. Por pura curiosidad o para ‘cortar leva’ (hacer críticas).

Mientras más ‘bambollero’ es el recién llegado, más gusta. Sobre todo si viene en un Toyota Corolla o un VW Passat o un van Hyundai H-1 o Kia Carnival, alquilado en un Rent a Car. Al verlo llegar a la cuadra en uno de esos ‘monstruos’, como moscas a una raspadura se acercan los vecinos, a darle la bienvenida.

En el barrio empiezan a frotarse las manos. Porque si viene con el monedero abultado, puede dejar caer billetes verdes o hacer invitaciones, aunque sea a tomarse una cerveza. Si viene solo, las ‘guaricandas’ empiezan a rifárselo, a ver quién se lleva el gato al agua. Si es una mujer solitaria y todavía no tiene la carne marchita, también intentan llevársela a la cama.

Si los curiosos tratan de ‘ponerse las botas’ (sacar provecho), imagínense la familia. Lo que se forma es mucho con demasiado. Fajatiña por los regalos traídos para repartir entre la parentela. Unos, muy contentos, porque todo lo que trajo vino con sus etiquetas, de las ‘buti’, legítimas, para poder dar ‘caritate’, esa vianda tan parecida a la catibía y que a algunos cubanos les gusta comer a cada rato.

Otros no disimulan su enfado: «Coño, asere, yo que estaba esperando que me trajera unas zapatillas Nike último modelo y me ha traído unos tenis más cheos que los huele a meao». Es que los cubanos somos así, a veces no tenemos qué comer y nos desvivimos por las apariencias.

Las personas más pobres y de menos recursos suelen ser más agradecidas, pero mientras más tiene y mejor vive una familia, sea comunista o disidente, más y mejores cosas sus integrantes quieren tener. Es que la avaricia, el consumismo y el alarde no tienen ideología. Un conocido que dice es ‘opositor’, no se pone nada que no sea de la ‘yuma’ (Estados Unidos).

Muchos cubanos ahorran y se sacrifican para viajar a la isla a ver a los suyos, y ésos son los que vienen en plan modesto y te dicen la verdad, te hablan de la realidad del capitalismo. Y te muestran fotos de su vida, tal como la viven. A ese tipo de compatriotas yo les agradezco su sinceridad. No soporto la ‘especulación’ (alarde).

Últimamente se ha puesto de moda que cubanos de afuera corran con los gastos de bodas, bautizos, fiestas de quince, cumpleaños. Sueños de una noche de verano. Terminado el festejo, hay que bajarse de la nube y volver al pan con ‘timba’ (guayaba).

Lo que yo tengo ganas que llegue el día que los cubanos de adentro podamos viajar libremente y con nuestros ojos comprobar si el capitalismo es tan malo como lo pintan en Cuba.

Enviado por un lector del blog.

Foto: AP. Aeropuerto de Miami, diciembre de 2010. Cubanos esperando para viajar a la isla.

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