Desde La Habana

El nombre de un opositor cubano

El nombre de un opositor cubano

Las personas que ocupan los sitios trascendentes en las filas de la oposición pacífica en Cuba no son, de ninguna manera, como aquellos figurones oficiales que el gobierno promueve descaradamente con grandes campañas publicitarias.

No, los opositores de la Isla se han encontrado a sí mismos y han hecho su camino hacia la libertad, en las batallas cotidianas de sus oficios y en sus vidas acosadas por la dictadura. Hablo, por ejemplo, del albañil y plomero Orlando Zapata Tamayo.

Este disidente, este hombre humilde y silencioso, había nacido en Santiago de Cuba, el 15 de mayo de 1967. Murió en el Hospital Hermanos Amejeiras de La Habana el 23 de febrero de 2010, encarcelado, después de una huelga de hambre de 86 días.

Zapata Tamayo cayó preso en diciembre de 2002, acusado de desacato, fue llevado a la prisión por tres meses. Lo liberaron poco tiempo después, pero volvió a la cárcel durante la razia conocida como la Primavera Negra, en marzo de 2003. Durante esta nueva etapa carcelaria se declaró en huelga de hambre hasta la muerte.

Una nota difundida entonces por el Directorio Democrático Cubano dio a conocer que las autoridades penitenciarias cubanas le negaron al opositor el agua, a lo largo de 18 días “lo que le llevó a un deterioro de su salud e insuficiencia renal, aunque hubiera sido imposible que una persona sobreviviera ese tiempo sin ingerir líquidos”. Con su dramático fallecimiento, Zapata Tamayo, se convirtió en el décimotercer preso político cubano fallecido por una huelga de hambre, según documenta Archivo Cuba.

Un artículo del periodista independiente Iván García hace un recuento del significado de la muerte del opositor en la actualidad cubana:

«El cadáver de Zapata Tamayo, escribió García, tiene un gran simbolismo. Hay muertos que salen muy caros. No se puede hablar con políticos de otras latitudes y sostenerle la mirada, cuando sabe que tiene en la cárcel a cientos de presos políticos. No se puede charlar de ética y humanidad cuando en una prisión de la Cuba profunda, por una huelga de hambre, falleció un hombre de 42 años, negro y de origen humilde. Lo que el gobierno de mi país debiera grabarse con tinta imperecedera, es que, la necedad y el capricho no son armas útiles a la hora de regir los destinos de una nación.”

Desde mi punto de vista, el nombre de un opositor tiene mas vigencia, brillo y poder, que todo el inventario de figurines gubernamentales.

Raúl Rivero

Foto: De uno de los homenajes que la disidencia cubana le hizo a Orlando Zapata Tamayo después de su muerte. Imagen de Enrique de la Osa, fotorreportero de Reuters, tomada de RTVE.

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