Desde La Habana

El miedo a Reina Luisa Tamayo

El 7 de junio, dos días antes de marchar rumbo al exilio, en el modesto cementerio de Banes exhumaron el cadáver de Orlando Zapata. Después lo incineraron y a Reina Luisa (supuestamente) le entregaron sus cenizas, en una cajita de madera.

Como siempre, cuando cunde el pánico, el Departamento de Seguridad del Estado diseñó un minucioso operativo para mantener controlada a Reina Luisa y los familiares con los cuales viajaría a Miami el jueves 9 de junio. Desde Banes fueron trasladados a La Habana en un ómnibus fletado por el gobierno y ya en la capital, no les permitieron reunirse con nadie.

Como el miércoles 8 debían ultimar los trámites migratorios en la Sección de Intereses de Estados Unidos, rodearon y cerraron los accesos a los alrededores. Tal vez sin saber a qué se debían esas medidas, el bloguero y periodista independiente Miguel Iturria Savón, enviaba un twitter, publicado en Cubanet: «Hoy, la calle Calzada del Vedado ocupada por la policía política y uniformados, operativo desde H hasta L, incluido parque de K cerca SINA».

En La Habana a Reina Luisa sólo han podido acercarse periodistas extranjeros acreditados en Cuba. A ellos les permitieron conversar brevemente con ella y tomarle fotos o videos. Cuando salía de la Sección de Intereses, con la cajita de madera en sus manos, la corresponsal de TVE, Sagrario García, se le acercó. Mujer de armas tomar, Reina no perdió oportunidad para gritar, secundada por la decena de familiares que le acompañaban: ¡Viva Cuba libre, Zapata vive!

Y a continuación declaró: «Esta madre seguirá luchando para lograr lo que Orlando Zapata tanto anhelaba, la libertad para el pueblo cubano». Después, TVE mostró una imagen del grupo, caminando por la acera aledaña a la Sección de Intereses, donde se les ve diciendo algo, pero como no tenía audio…

¿Por qué no dejaron que Reina Luisa se despidiera de las Damas de Blanco en la iglesia de Santa Rita? ¿O de Martha Beatriz Roque en su casa, entre otros opositores dispuestos a ayudar a Reina y su familia durante los dos o tres días que se suponía estarían en La Habana antes de partir rumbo al exilio?

No lo permitieron por miedo. Y por eso diseñaron ese operativo, para mantenerla todo el tiempo vigilada. Hasta el último día, el régimen cubano le temió a Reina Luisa Tamayo Danger.

Hace 400 años lo dijo Don Quijote: «Sancho, los perros ladran, luego cabalgamos».

Tania Quintero

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