Blanca, además. Como para trasmitir pureza y transparencia política. Raúl Castro, y su estado mayor que en alarma combativa intenta rescatar la agónica economía local, se sentaron en la mesa presidencial mostrando impecables guayaberas.
Ya días antes, durante la visita de cortesía del ex mandatario Jimmy Carter, tanto el estadounidense como su anfitrión, exhibieron la cubanísima prenda. Le asienta mejor al General la guayabera que el uniforme militar.
Esta camisa tiene su historia. Sobre ella escribí en Del verde olivo a la guayabera, post publicado en diciembre de 2010 en el blog de Tania Quintero. Anécdotas aparte, la guayabera siempre gustó a los cubanos, por su comodidad y frescura.
Entre los que se resistieron a tirarla al baúl de los recuerdos están los campesinos, quienes siguieron usándola para bodas, bautizos y guateques.
Castro II quiere retomar las tradiciones cubanas en el vestir. En contadas ocasiones, su hermano Fidel usó trajes, bien cortados y con elegantes corbatas. En visitas al extranjero, Raúl se ha vestido también con trajes de buenos sastres. El más llamativo fue uno de color blanco, que en julio de 2009 se puso durante una breve estancia en Salvador de Bahía, Brasil.
Pero desde el 6 de octubre de 2010, cuando un decreto declaró a la guayabera prenda oficial, Castro II se apuntó a ella. En el VI Congreso, si algo marcó la diferencia con los cinco anteriores, ha sido el uso de guayaberas. Sobre todo blancas.
Iván García