Desde La Habana

El béisbol cubano sigue en un laberinto

Setenta y dos horas antes de que arranque la temporada cubana de béisbol, los fanáticos parecen no enterarse. Entre el calor, las penurias y billeteras vacías, la gente intenta evadir la canícula frente a un ventilador chino o tomando cerveza de cuarta categoría, pero que al menos este fría.

Por estos lares, los seguidores del deporte están informados en detalle de lo que acontece en las ligas de fútbol europea. Se habla tanto de Messi, CR7, Neymar o Luis Suárez que aburre.

Lo que dice Special One (Mourinho), el DT del Chelsea, tiene más repercusión que un discurso aburrido y soso del general Raúl Castro. La pelota, aquella que una vez calentó la pasión en Cuba, cuando para hablar de béisbol se gritaba, va perdiendo fuelle.

Se aleja en fade. Acusar a los culpables de una muerte en cámara lenta de nuestro deporte nacional es un análisis extenso. Lo resumo en un nombre: Fidel Castro.

En su delirio de control social, montó un tinglado propagandístico e ideológico donde la política primaba sobre lo racional y económico. La pelota profesional, toda una industria antes de 1959, fue abolida.

El régimen verde olivo, como el flautista de Hamelín, pudo encantar con su narrativa extravagante a los deportistas, quienes hasta finales de los 80 ganaban salarios de obreros.

Luego vino el caos. Se derrumbó el comunismo europeo y se cerró el grifo al petróleo del Cáucaso y el cheque en blanco de rublos. El deporte comenzó a declinar.

Y los peloteros, cautivados por los salarios de tantos ceros de la MLB, comenzaron a saltar la cerca. En 25 años la cifra ronda el millar. Solo en los últimos seis meses superan el centenar.

No se marchan peloteros de bulto. De la Isla se va lo más granado. Jóvenes con proyección de Grandes Ligas desde Norge Luis Ruiz, Cionel Pérez y Yunier Díaz hasta figuras consagradas.

En el fondo de armario van quedando los descartes. Peloteros cabales, disciplinados tácticamente, pero que no arrastran fanáticos al estadio. En la próxima temporada, a iniciarse el sábado 29 de agosto, sobran coristas, pero faltan estrellas.

De Yulieski Gourriel, 30 años, la última gran estrella de la pelota local, nadie apuesta un centavo sobre su futuro. Este año Gourriel se vio envuelto en un rifirrafe con las autoridades deportivas después de solicitar su baja de la selección nacional.

Yulieski ha declarado su intención de competir en la MLB, aunque sin marcharse de Cuba. Pero el embargo de Estados Unidos lo impide. El bajón cualitativo de la pelota se nota en las gradas vacías y el escaso seguimiento de la temporada por los fanáticos.

Quizás los play offs maquillen en algo el desastre. Los amantes del deporte en Cuba han enfilado sus preferencias hacia el fútbol de clubes que se juegan en Europa, la NBA y las Grandes Ligas.

Heriberto Suárez, comisionado nacional del béisbol, intenta que el barco no se hunda. Recientemente, según ESPN, declaró que Cuba estudia la opción de alistar jugadores de la MLB y otras ligas profesionales del Caribe a torneos venideros como el Premier, a efectuarse en el otoño de 2015 o el Clásico de 2017.

Los cubanos que desayunan café sin leche aplauden la decisión. Acostumbrados a ganar en eventos donde tomaban parte selecciones amateurs, las derrotas y fracasos de los últimos años les cuesta digerirlas.

“Si no logramos reunir en un equipo a gente como Aroldis Chapman, José Abreu, Yasiel Puig o Yoennis Céspedes, no le ganamos a nadie. Los que quedan aquí hacen su esfuerzo, pero no tienen talento para competir con el máximo nivel”, asegura Virgilio, un jubilado que contra viento y marea sigue las incidencias del béisbol local.

Las últimas declaraciones de Heriberto Suárez en Bayamo, capital de la provincia Granma, a 700 kilómetros al este de La Habana, sobre la posibilidad de exonerar a los siete peloteros autorizados por el gobierno a jugar en la liga profesional de Japón y un circuito independiente en Canadá, de participar en la próxima Serie Nacional, daña aún más la calidad del evento.

En esencia, Serie Nacional es una liga de peloteros en edades comprendidas entre 17 y 25 años. Una pléyade de jugadores en formación, golosinas para las scouts de Grandes Ligas, pero sin el aval suficiente para arrastrar espectadores a los estadios.
Entre la huida de peloteros y las estrellas que se pueden contar con los dedos de una mano en la temporada que comenzará el 29 de agosto, los fanáticos prefieren seguir otros deportes. Sobre todo el fútbol del Barcelona y el Real Madrid.

Puede que no sea un adiós definitivo al béisbol cubano. Pero vamos por ese camino.

Iván García

Foto: Peloteros del Equipo Cuba. Tomada de Correo del Orinoco.

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