Desde La Habana

Desde La Habana, dos noticias

Como todos los sábados, en el pequeño radio Sony de doce bandas, sintonicé Radio Exterior de España. Pronto escuché la noticia: a los 89 años, había fallecido en Madrid el cineasta y guionista Luis García Berlanga.

El hombre que vistió de oro el cine español era muy conocido y apreciado en Cuba. Los amantes cubanos del séptimo arte lo habíamos colocado en el altar de los grandes directores del mundo.

No conozco toda su filmografía, pero los cuatro filmes suyos que he visto han sido suficientes para inmortalizarlo en mi memoria: Bienvenido Mr.Marshall (1963); Plácido (1961); El verdugo (1963) y Todos a la cárcel (1993).

Las temáticas de esas películas no me son ajenas. Si alguna vez hubiera tenido oportunidad de rodar una cinta, mi estilo hubiera sido muy similar al de García Berlanga.

Por la onda corta me llegó también otra noticia. Muy distinta. Por fin, los militares birmanos (cualquier parecido con los cubanos no es pura coincidencia), habían liberado a la líder opositora Aung San Suu Kyi, tras 15 años de arresto domiciliario.

Su liberación no será difundida en la isla, menos en estos momentos cuando se aguarda por la excarcelación de los presos políticos de la Primavera Negra de 2003 que no desean marcharse del país. Tampoco, claro, porque para el régimen de los Castro ella es una «enemiga», igual que otros Premios Nobel de la Paz disidentes: Lech Walesa, Dalai Lama, Shirin Ebadi y Liu Xiaobo.

De Berlanga sí informarán. Tal vez lo recuerden en el Festival de Cine que dentro de unos días se inaugurará en La Habana y hasta una retrospectiva de su obra organicen. A pesar de las copias piratas de filmes mediocres que nos inundan, el culto al buen cine no ha desaparecido de Cuba.

El artista del celuloide no llegó a enterarse. Estoy seguro que le hubiera alegrado saber que ya Aung San Suu Kyi puede salir de casa.

Iván García

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