Desde La Habana

Desastres anunciados

El socialismo del siglo XXI, presentado como el proyecto que haría florecer la libertad y la riqueza en América Latina y como una renovación de los sueños de Carlos Marx chapisteados por otra generación de líderes carismáticos, vive ahora una agonía tan escandalosa como su nacimiento y un ansia de muerte llena de peligros.

Los dos personajes más radicales de lo que aparece en aquella región como una comunidad ideológica y espiritual, Hugo Chávez y Evo Morales, han perdido poco a poco, gracias a sus discursos encendidos y sus gestiones apagadas, el apoyo de quienes los llevaron a los palacios.

Morales, el presidente de Bolivia, tiene en estos momentos su nivel más bajo de aprobación popular (un 46%) desde que ganó las elecciones en el 2006. El país no sale de una protesta para entrar en otra y hay una atmósfera de permanente conflicto. El antiguo dirigente indígena no ha descubierto aún que la humildad y la sabiduría no se ponen por encima de la cabeza como los ponchos.

El caso de Hugo Chávez, el gestor principal del nuevo socialismo mediante su verbo (del insulto a la canción ranchera) y el dinero de los venezolanos, es el más espectacular. Las encuestas lo ponen 10 puntos por debajo de la oposición (Mesa de Unidad Democrática) para las elecciones del parlamento convocadas para el 26 de septiembre.

Chávez, que se abalanzó sobre la sociedad venezolana con sus planes transformadores, ha conseguido, desde los micrófonos y los cuarteles, hacer más pobre, más corrupta, más inestable y más insegura a la nación que controla desde 1999.

En sus once años en el poder, Chávez ha llevado a Venezuela directamente al esquema de desabastecimiento que padecieron (y padecen Cuba y Corea del Norte) los países donde se instaló el llamado socialismo real. Ha hecho de Caracas una zona franca para ladrones y asesinos, mientras los jueces , la policía y los grupos paramilitares reprimeny encarcelan a críticos y opositores.

El hombre quiere llevar a ese país a un modelo que rechaza casi el 70% de la población. Por eso, en los comicios que vienen, se esperan todos los trucos modernos y las trampas tradicionales de los politiqueros de aquel continente. Y, a partir de la pasión de Chávez por los tanques de guerra, se espera una reacción violenta si la gente no permite que prospere la estafa.

Con el socialismo del siglo XXI se quiso reescribir el guión de un sueño. Pero las pesadillas no admiten reparaciones.

Raúl Rivero

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