Desde La Habana

Cuba: «Varadero es pa’la gente de otro nivel»

Bajo una sombrilla de colores llamativos, una representante de la cadena turística Gaviota, propiedad de empresarios militares cubanos, oferta un amplio paquete de ocio para este verano.

El buró de reservaciones está enclavado en un antiguo parqueo de un complejo de tiendas, en 5ta. Avenida y 42, Miramar, al oeste de La Habana.

Es sábado. El ambiente es festivo. Quioscos vendiendo rositas de maíz, sandwiches y pizzas congeladas que calientan en microwave y saben a plástico. Mientras, pantallas planas trasmiten los partidos del Mundial de Fútbol en Brasil.

La música no puede faltar. Altavoces situados por donde quiera, amplifican demasiado alto Bailando, el hit del momento, con Enrique Iglesias, Descemer Bueno y Gente de Zona.

En el buró de turismo todo es ajetreo. Sobre una mesa, folletos publicitarios de hoteles ‘todo incluido’ en Varadero, Cayo Coco o Santa Lucía.

Pasada las nueve y media de la mañana, comienzan la atención a los clientes. El personal es amable, sonrisas colgate y una labia comercial aprendida en cursos exprés de mercadotecnia.

Los representantes de cada cadena visten camisetas de diferentes colores: Gaviota, verde; Cubanacán, rojo; Havanatur, amarillo e Isla Azul, blanco. Los precios, para qué contarles. Dos noches en el hotel Bella Costa de Varadero, 240 cuc. Un fin de semana en playa Ancón, Sancti Spiritus, 380 cuc. Recuerden que el salario promedio en Cuba es de 20 pesos convertibles.

Como en cualquier lugar del mundo, los hoteles cuestan de acuerdo a su glamour y las estrellas que tengan. En una cola de 9 personas para hacer sus reservaciones, solo hay una mujer negra.

El resto son blancos. Dos extranjeros, con ‘novias’ cubanas de uñas larguísimas, shorts muy cortos y tacones muy altos, probablemente jineteras, eligen el Playa Pesquero, en la oriental provincia de Holguín, donde esperan tomar mojitos y descansar relajados en tumbonas.

Una cubanoamericana residente en Coconut Grove, Miami-Dade, desea alquilar una semana en un hotel cuatro estrellas de Varadero. “Mi familia es de una zona montañosa en Santiago de Cuba. Las cosas en Estados Unidos me van bien. Y con quien mejor que ellos para compartir las vacaciones”.

Cuando llega su turno, el avispado representante de Gaviota le hace una oferta: “Mejor imposible, es un hotel especializado en servicio familiar. Está situado en segundo lugar en preferencia dentro del ranking de Varadero. Me lo vas agradecer”, señala el vendedor con una confianza absorbente.

Hace 10 años que ella no visitaba Cuba y se debate entre el gasto no planificado y sus parientes pobres, quienes pasan las vacaciones viendo TV y refrescándose del calor con un ventilador chino. Se rinde ante la agresividad comercial de un tipo experto en sacar dinero a los clientes.

“Al final gasté 2 mil cuc por 8 noches y cuatro habitaciones en El Patriarca, un hotel cinco estrellas. Vale la pena darle una distracción a los míos. Cuba anda mal. Cualquier cosa que uno haga por su familia siempre será poco”, dice, y guarda en su bolso la reservación.

Natacha, de la cadena Cubanacán, sabe lidiar con todo tipo de usuarios. “Nosotros ganamos una comisión por cada paquete vendido. Los más tacaños son los españoles, siempre lo fueron, pero ahora con la crisis económica les gusta comprar a la baja. Los canadienses y rusos pagan sin chistar. Los cubanoamericanos o algún que otro americano que a cada rato nos caen, dejan hasta propina”.

Un matrimonio de médicos que durante dos años laboraron en Sudáfrica, sin dejar de beber cerveza Corona, escuchan absortos a un operador turístico, que les propone una oferta en Cayo Coco, Ciego de Ávila, a 500 kilómetros de La Habana.

“Después de trabajar en lugares tan alejados, nos merecemos unas buenas vacaciones. Con el dinero recaudado, pudimos reparar la casa y comprar electrodomésticos. Pensábamos adquirir un auto, pero después que el gobierno anulara ese permiso especial a los médicos, es imposible comprar un coche con los precios actuales. Entonces decidimos alquilar 4 noches en Cayo Coco”, cuenta el matrimonio.

La mujer negra es ingeniera. Desde 2010 suele pasar dos o tres días en un hotel ‘todo incluido’ de Varadero. Esta temporada pudo rentar 5 noches en el Meliá Marina Varadero. Le costó 822 cuc.

“Con mi salario de 500 pesos y 27.50 cuc mensuales jamás podría. Gracias a la abuela de mi hija que reside en Europa y a mi esposo, que es trabajador por cuenta propia, podemos pasar una estancia en un hotel de Varadero”, expresa.

Si usted sale del complejo comercial de 5ta. y 42, Miramar, y se llega al centro de La Habana, en las esquinas de sus barrios duros observará jóvenes charlando de fútbol o planificando qué hacer para ‘inventar’ dinero.

Están curtidos en la vida marginal. Conocen dónde se vende drogas y son habituales a pasar la noche tirando dados en alguna casa ilegal de juegos. También son expertos en proponer sexo con chicas o chicos y vender ropa de moda. Cuando le preguntas dónde pasarán sus vacaciones, te miran como si fueras un extraterrestre.
-¿Estás bromeando, socio? Vacaciones para nosotros es tener dinero en el bolsillo, tomar cerveza, halar ‘polvo’ o ligar una ‘yuma’. Si podemos almorzar o cenar como dios manda, estamos contentos. Nos entretenemos viendo deportes en la tele y cuando el calor aprieta, vamos a las playas del Este, nos damos un chapuzón y nos bajamos un litro de ron blanco. Varadero ni Cayo Coco están en nuestros planes. Eso es pa’la gente de otro nivel”.

Iván García

Nota de Tania Quintero

El hotel 5 estrellas Meliá Marina Varadero fue inaugurado en julio de 2013 y entre sus actractivos se encuentra una marina con una capacidad inicial de 1,200 atraques de yates, que se ampliará a 3 mil embarcaciones de pequeño, mediano y gran calaje.

Ubicado en la Península Hicacos, Matanzas, a 150 kilómetros al este de La Habana, cuenta con 423 habitaciones y un condominio con 126 apartamentos de una y dos habitaciones. Este hotel es la instalación número 26 de la firma Meliá Hotels International, que el 10 de mayo de 1990 inauguró en Varadero su primer hotel en Cuba, el Sol Palmeras. Meliá es la cadena hotelera extranjera con mayor presencia en Cuba, para 2016 abrirá un hotel en la ciudad colonial de Trinidad, en el centro-sur de la isla.

Actualmente, 60 hoteles son administrados por 16 cadenas foráneas, entre ellas la portuguesa Pestana, que en agosto de 2013 inició sus operaciones en Cuba con la apertura del Pestana Cayo Coco Beach Resort, un 4 estrellas situado en los Jardines del Rey, cayería al norte de la provincia de Ciego de Ávila.

El último en incorporarse a la lista es el emporio suizo Kempinski Hotels, fundado en 1897 y con más de 80 hoteles de gran lujo en el mundo. Kempinski adquirió los derechos para administrar y comercializar el hotel que se construye en la antigua Manzana de Gómez, en el corazón de La Habana, a inaugurarse en octubre de 2016.

El principal operador nacional es el Grupo de Turismo Gaviota S.A, propiedad del Ministerio de las Fuerzas Armadas. Desde 2008, los cubanos pueden hospedarse en cualquier hotel o instalación turística… siempre y cuando puedan pagar en pesos cubanos convertibles, la divisa criolla. Tres años después, en 2011, BBC Mundo informaba que después de los canadienses, el mayor número de turistas en Cuba eran los cubanos residentes en la isla y los emigrados que la visitan.

Se recomienda la lectura de la serie de 10 posts dedicados a Varadero, que entre el 7 y 28 de octubre de 2013 se publicó en El blog de Iván García y sus amigos, entre éstos los dos últimos, Recuerdos y Varadero, donde el Benny conoció la paz.

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