Home / Otros autores y fuentes / Cuba, una potencia médica para extranjeros

Cuba, una potencia médica para extranjeros

El historial del gobierno cubano, enviando médicos, técnicos, maestros y un sinnúmero de profesionales a cumplir misión internacionalista es larguísimo. Tan distante en el tiempo y casi al principio de la mal llamada «revolución», el 15 de Junio de 1963 partieron, más de 30 médicos, dos estomatólogos, 14 técnicos y ocho enfermeras, desde nuestro país para la República de Argelia, al norte de África,  convirtiéndose en una constante que se multiplica hoy día y abarca a países tan remotos como las Islas Salomón.

Según la información oficial la «Operación Milagro», iniciada en 2004 para dar asistencia oftalmológica a venezolanos trasladados a Cuba para ser operados fundamentalmente de cataratas, se ha ampliado a más de veinte naciones. Hasta mediados de 2006, un total de 485.476 pacientes de 28 países, de ellos más de 290 mil venezolanos, habían sido beneficiados.

Sin embargo, en Cuba la cosa es diferente. En Santiago de Cuba, una ciudad con más de 250 mil habitantes, el Hospital General Dr. Juan Bruno Zayas Alfonso es el único que brinda servicio de urgencias oftalmológicas. El hospital, está situado en El Caney, a unos 4 kilómetros del centro de la ciudad, una distancia significativa si se tiene en cuenta las limitaciones e ineficiencias del transporte público. Esto solamente lo puede entender el santiaguero común y corriente, que por diversas razones, tiene que muchas veces tiene que realizar dicho recorrido a pie.

Al llegar al hospital, en un vistoso mural un código de colores orienta a los pacientes, de cuáles son los casos que deben de ser tratados con urgencia y cuáles no requieren atención médica inmediata. Entre estos últimos, señalado con color verde está el síntoma febril. Sin embargo, 12 asientos son reservados para esos casos, donde no se permite sentar a nadie, mientras un gran número de pacientes permanecen de pie.

Yara, joven enfermera que exhibía un pulcro uniforme blanco, informaba a los pacientes recién llegados que había varias personas para Oftalmología, por lo que debían de esperar. Justo frente al código de colores, otro atractivo mural informaba los números de las puertas de las 19 especialidades que se atienden en el hospital. La número nueve es la de Oftalmología.

A las 11.45 de la mañana, una paciente manifestó que hacía dos horas y 32 minutos de su llegada y tenía el número 25 para la consulta  oftalmológica. Graciela, Magda y Javier argumentaron que ellos llevaban tres horas y 15 minutos, esperando por la llegada del Jefe de Servicio, encargado de abrir las llaves del agua, razón por la cual no habían podido realizarle unos análisis.

No hacía falta haber estado anteriormente en un calabozo para identificar el aroma que se respiraba en los baños, las tazas de los servicios sanitarios desbordados competían con cualquier calabozo de una Unidad de la Policía o de la Seguridad del Estado provincial. La auxiliar de limpieza, a duras penas, pasaba la colcha (frazada) seca como si fuera una escoba y por vergüenza no levantaba la cabeza.

Muchos abandonaban maldiciendo el lugar, mientras los médicos haciendo uso de un ‘excesivo profesionalismo’, demoraban las consultas, como en los casos de cirugía. Así,  mediante el desespero, algunas personas se marchaban y disminuía la lista. El 45 por ciento de los pacientes, paradójicamente eran para la puerta número 9, la de Oftalmología.

Junto a un motorista, que afanosamente buscaba al oficial de la policía que custodiaba el acceso al Cuerpo de Guardia, salió la paciente número 25. Los relojes doblaban campana quince minutos para la una de la tarde.

La señora dirigió un guiño de compasión a Graciela, Magda y Javier, quienes cuidosamente habían doblado los papeles médicos en un pedazo de nylon y con sus gruesos espejuelos negros decidieron retirarse del lugar.

Juan Carlos Hernández Hernández

Director de la Agencia de Prensa Libre Oriental

Sobre admin

Periodista oficial primero (1974-94) e independiente a partir de 1995. Desde noviembre de 2003 vive en Lucerna, Suiza. Todos los días, a primera hora, lee la prensa online. No se pierde los telediarios ni las grandes coberturas informativas por TVE, CNN International y BBC World. Se mantiene al tanto de la actualidad suiza a través de Swissinfo, el canal SF-1 y la Radio Svizzera, que trasmite en italiano las 24 horas. Le gusta escuchar música cubana, brasileña y americana. Lo último leído han sido los dos libros de Barack Obama. Email: taniaquintero3@hotmail.com

Comentar

Su dirección de correo electrónico no será publicada.Los campos necesarios están marcados *

*

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

x

Check Also

Los cien días de Díaz-Canel

Los cien días de Díaz-Canel

Tras alentar la salida de la isla hacia Estados Unidos en cualquier tipo de embarcación imaginable para aplacar los disturbios del verano caliente de 1994 que desembocaron en el llamado “Maleconazo” de La Habana, Fidel Castro ordenó de inmediato mejorar en lo posible la vida de los residentes del barrio de Cayo Hueso, en pleno Centro Habana, que habían engrosado por centenares las filas de las protestas populares, inéditas hasta entonces, contra su poder absoluto.