Desde La Habana

CUBA: Parientes pobres

El ex presidente norteamericano Jimmy Carter, que ha realizado esta semana una visita de tres días a Cuba invitado por el Gobierno de la isla, rellenó su serón de regreso con peticiones especiales para sus anfitriones. En una hoja suelta, doblada en algunos de los bolsillos de su guayabera, sacó unos apuntes borrosos con un reclamo para la oposición pacífica.

Carter se ajustó a un diseño de viaje concebido por el Estado cubano hace algunos años para personas comprometidas con la libertad y los derechos humanos, como es el caso del líder demócrata de Atlanta.

Después de los abrazos con palmadas de tambor fuera de tiempo, los cócteles, las bromas bilingües y las conversaciones privadas donde tratan sus asuntos, se les autoriza que reciban por la puerta de atrás, en la cocina, en encuentros pecaminosos, a un grupo de opositores que le sirven al visitante de jofaina y jabón de castilla para asearse en público después de los encuentros con los personajes del totalitarismo.

Los grupos opositores y de la sociedad civil convocados a esas citas suelen aprovechar el espacio que se les concede para hacerle al huésped una síntesis de la realidad del país, los dramas de la sociedad y sus proyectos de trabajo. Son discursos de reguilete, en concubinato con el minuto del odio de George Orwell.
En esta oportunidad fueron a ver a Carter, a un hotel español de la Habana Vieja, representantes Damas de Blanco, los 12 ex prisioneros del Grupo de los 75 que renunciaron a ser deportados; Yoani Sánchez, con una pequeña comisión de blogueros y otros veteranos dirigentes cívicos y de la oposición como Oswaldo Payá, Elizardo Sánchez y Dagoberto Valdés.

El contacto les dio visibilidad, por unas horas, a esas personas. Y como los símbolos no se matan en listas de protocolo, dejó en un resplandeciente nudo de sombras, por ejemplo, a Reina Luisa Tamayo (madre de Orlando Zapata), al periodista Guillermo Fariñas y a la economista Martha Beatriz Roque Cabello.

Carter llevaba también un encargo sobre la libertad de su compatriota Alan Gross, condenado a 15 años de cárcel este mes, según el Gobierno cubano «por actos contra la independencia o la integridad territorial del Estado». Se entrevistó con él y adelanto la gestión.

El viajero cumplió con los suyos y con los anfitriones. Para el Gobierno cubano hizo una montaña de demandas favorecedoras. Y a la gente que recibió en la cocina les dejó una esperanza. La esperanza de que, en un futuro, se les permita reunirse, expresarse y viajar. No dijo a qué sitio. Ni a santo de qué.

Raúl Rivero, El Mundo

Foto: Reina Luisa Tamayo Danger, la gran ausente a la cita con el viejo cacahuetero de Georgia, el miércoles 30 de abril.

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