Desde La Habana

Cuba: las trampas del embargo

Caricatura tomada de The Canal, blog The PanAm Post

En La Habana, los buenos especialistas médicos siempre tienen a mano dos tipos de tratamiento para sus pacientes.

“Si es una persona con familia en el extranjero o de alto poder adquisitivo, le propongo que se llegue a la farmacia internacional a comprar en divisas los medicamentos, pues son de mayor calidad y más efectivos. Aquéllos que no pueden, entonces le receto el tratamiento aprobado por el ministerio de Salud Pública, con medicinas no de mucha calidad fabricadas en laboratorios cubanos o de procedencia china”, cuenta Rigoberto (nombre cambiado) alergista con más de dos décadas de experiencia.

Cuando usted visita alguna de las veinte farmacias internacionales ubicadas en la capital cubana, puede encontrar una gama variada de medicamentos patentados por compañías farmacéuticas de Estados Unidos.

Desde gotas para los ojos, jarabes, tabletas y ungüentos. Sus precios meten miedo. Lidia, ingeniera, revisa meticulosamente los estantes en busca de Voltaren en colirio, indicado por el oftalmólogo para iniciar un tratamiento a su madre que fue operada de catarata.

“Cuesta poco más de 10 cuc (el salario mínimo en Cuba). Tengo que comprar dos frascos, 20 cuc, que es mi salario mensual. Gracias a parientes residentes en Europa puedo adquirirlo”, dice Lidia.

En la misma farmacia, Yamila, ama de casa, espera para pagar 15 sobres de Inmunoferon AM3, estabilizado en una matriz inorgánica que suelen recomendar los médicos para pacientes alérgicos o elevar las defensas del organismo después de un tratamiento prolongado con antibióticos.

“Es una sinvergüencería del gobierno venderlo tan caro. Mi hermana que vive afuera, me manda las cajas con 90 sobres y cada una le cuesta 18 dólares. En las farmacias internacionales te venden 15 sobres por 8 cuc. Y después se llenan la boca hablando del bloqueo (embargo económico) de Estados Unidos contra Cuba”, señala Yamila.

En la isla, el ‘bloqueo’ es el culpable de casi todo lo que no funciona: la suciedad de las calles, estantes vacíos en las bodegas y edificios agrietados en peligro de derrumbe. Una coartada perfecta donde se esconde la desidia, baja productividad y la letal burocracia criolla.

Jamás un gobierno tuvo un arma tan poderosa para justificar su inoperancia. “Si falta el jabón, papel sanitario o condones, la culpa la tiene el bloqueo. Existe un catálogo amplio de chistes a costa del bloqueo. Y es que se ha convertido en una chanza”, dice un vendedor de periódico.

“El bloqueo, señala un estudiante de preuniversitario, afecta solo a las personas que no tienen entrada en moneda dura. Con divisas hay de todo en las tiendas. Desde aseo, comida, equipos informáticos y electrodomésticos”.

Cuando usted recorre las tiendas ubicadas dentro del complejo Miramar Center, notará la amplia gama de productos con patentes estadounidenses.

En un taller de reparación de equipos electrónicos, refrigeración y electrodomésticos de la cadena CIMEX, controlada por empresas militares, en San Lázaro y Carmen, en el municipio 10 de Octubre a 30 minutos del centro de La Habana, puede ver una vasta publicidad sobre las cualidades de RCA, Hamilton Beach, Black & Decker y otras marcas patentadas en Estados Unidos y que se venden como pan caliente en las tiendas por divisas.

Hablar del embargo ya se ha vuelto un clisé. La gente repite mecánicamente el discurso oficial. A 7 personas entre los 18 y 35 años, les pregunté sobre las razones del gobierno de Estados Unidos para instaurarlo y no supieron explicarme.

“Creo que fue porque Fidel promulgó el socialismo en Cuba”. “No sé bien, pero es injusto, por su culpa, muchos niños cubanos no tienen los medicamentos que necesitan». “Que lo levanten de una vez, para que esta gente (los Castro) no siga con la misma cantaleta (discurso)”, fueron casi todas las respuestas.

Nadie supo responderme por qué entonces se vende Coca-Cola, impresoras HP y el régimen adquiere ómnibus con piezas y agregados Made in USA. Pero el cubano de a pie está tan cansado del embargo como de sus añejos gobernantes.

Intuyen que el bloqueo no es el culpable del marabú que desborda el campo, la escasez de naranjas o los precios siderales de carnes, frutas y vegetales en los agromercados. Viven de espaldas al furioso lobby anti-embargo que acontece al otro lado del charco.

Fermín, zapatero remendón que labora en un portal de la Calzada 10 de Octubre, desconocía que una delegación de la Cámara de Comercio de Estados Unidos visitó la isla y, entre sus objetivos, está crear los mecanismos para conceder créditos a pequeños empresarios.

“Hablas en serio o es una broma. No me puedo creer que yo sea un pequeño empresario. Dudo que si algunas vez se otorguen préstamos a los particulares, seremos nosotros los beneficiados. Los favorecidos serán los de siempre, los hijos de ministros y ex militares jubilados que tienen negocios. Los jodidos siempre estaremos jodidos”, acota Fermín.

De lo que se trata, en esta nueva dinámica para mejorar las relaciones y flexibilizar el embargo, es que existen múltiples trampas y barreras jurídicas creadas por el régimen verde olivo para controlar el surgimiento de una clase con poder económico.

En los primeros enunciados de los Lineamientos Económicos, aprobados en el último Congreso del Partido Comunista, en abril de 2011, el gobierno del General Raúl Castro juega con las cartas bocarriba, al señalar que las medidas están diseñadas para que los ciudadanos involucrados en actividades económicas por cuenta propia no puedan acumular capitales.

Evidentemente, la ‘letra pequeña’ no ha sido leída por los políticos y hombres de negocios que en Estados Unidos están haciendo campaña para levantar el embargo.
El zapatero Fermín lo tiene claro: «Aquí al trabajador privado que haga mucho dinero lo etiquetarán de ‘delincuente’. Y lo que le espera puede ser la cárcel».

Iván García

Caricatura tomada de The Canal, blog The PanAm Post.

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