Desde La Habana

Conversación con el Cónsul General de Estados Unidos en Cuba

Timothy P Roche | Cónsul General de Estados Unidos en Cuba

La antigua Embajada de Estados Unidos en La Habana, hoy sede de la Sección de Intereses de los Estados Unidos (SINA), es un edificio de siete pisos con amplios ventanales de cristal, a tiro de piedra del Malecón. Fue construido en 1953 por el arquitecto Wallace K. Harrison y su estilo es similar a otras edificaciones de Nueva York.

A pesar de no tener relaciones diplomáticas con Cuba desde 1960, Estados Unidos tiene la segunda sede de mayor tamaño de las embajadas radicadas en la isla. Solo la supera el monumental inmueble de la representación rusa, en Miramar.

El Cónsul General de Estados Unidos en Cuba, Timothy P Roche, ocupa el cargo desde agosto de 2012. El principal interés al solicitarle la entrevista era conocer su valoración sobre el otorgamiento de visas de reunificación familiar y visas múltiples para turistas.

Antes de llegar a la sobria oficina del Cónsul, hay que pasar por los habituales controles y chequeos electrónicos típicos de las embajadas en casi todo el mundo. En países hostiles, las sedes diplomáticas de Estados Unidos son un objetivo de guerra por parte de terroristas islámicos. En Cuba no.

El riesgo es otro. De no existir altas cercas, pesadas puertas con llaves electrónicas, patrullas con agentes cubanos de protección y una escuadra de severos marines, miles de personas deseosas de emigrar a Estados Unidos -a tenor con la vigente Ley de Ajuste Cubano- se podrían ver tentados de irrumpir al interior del edificio.

Lynn Roche, agregada de Prensa y Cultura y también esposa del Cónsul, amablemente nos guió hasta la oficina del señor Roche, una oficina   flanqueada por un mapa de la isla y la bandera de las barras y las estrellas.

Desde 1994, a raíz de los acuerdos migratorios rubricados por Cuba y Estados Unidos durante la administración de Bill Clinton, de forma legal, ordenada y segura, por concepto de reunificación familiar, como mínimo 20 mil cubanos cada año se marchan definitivamente del país.
Es un drama. En estas dos décadas, casi 450 mil cubanos han abandonado su patria, entre ellos, un alto porcentaje de jóvenes y ciudadanos instruidos. Según Roche, “en el año fiscal 2013 emitimos más de 24 mil visas de emigrantes definitivos a Estados Unidos”.

El tiempo de demora para procesar una visa varía. Oscar Rojas, por ejemplo, lleva 5 años intentando viajar definitivamente a la Florida a reencontrarse con su madre. Otros, como Susana Mateo, tuvo más suerte y en apenas año y medio recibió la visa para radicarse junto a sus parientes en Hialeah.
El Cónsul cree que el otorgamiento de visas definitivas demora un tiempo. “Hay una demanda muy alta de solicitantes y tenemos un número limitado de funcionarios consulares estadounidenses en La Habana que pueden entrevistar a los solicitantes de visas. Es cierto que en algunas categorías de visas existe un tiempo mayor para la entrevista, pero estamos trabajando para reducir el tiempo de espera». Y añade:

«Depende de la categoría, pero en algunos casos para la salida definitiva como el de novia o novio, el tiempo de espera es de cuatro o cinco meses. Para esposos, hijos menores de edad y padres de ciudadanos estadounidenses, seguramente no hay espera. Cuando su caso está completo en Estados Unidos, reciben la próxima cita disponible. Los hijos adultos demoran hasta 11 años sin el Programa de Reunificación Familiar Cubano, con este Programa demoran poco más de 3 años. Y en el caso de visas de turistas, hemos logrado reducir sustancialmente la espera. De casi 5 años, ahora estamos programando las citas para entrevistas en menos de seis meses. Y estamos trabajando para reducir aún más este tiempo».

En cuanto a las nuevas visas múltiples, válidas hasta cinco años, que comenzaron a otorgarse a partir del 1 de agosto de 2013, el funcionario  aclara: “Esa visa no es para quedarse cinco años viviendo en Estados Unidos. Tampoco para trabajar o estudiar en Estados Unidos. Y se conceden a discreción del funcionario consular”.

Cubanos mayores de 45 años que habían viajado hasta cuatro veces a Estados Unidos y recientemente sus visados fueron denegados, califican de ‘incoherente la política de la SINA’ a la hora emitir visas de turista.
Al respecto, el diplomático afirma: “Cada caso es diferente. Es difícil explicar un caso sin conocer las características específicas de cada uno. Ahora, para nosotros es mejor otorgar la visa múltiple a casos comprobados de personas que viajan y regresan a Cuba, pues se le brinda un mejor servicio al cliente y es más eficiente para nosotros”.

El señor Roche no tenía a mano la cifra de visas múltiples otorgadas desde el 1 de agosto de 2013  a la fecha. De cualquier manera, en el tema de la concesión de visas de turista -que también comprende el intercambio cultural y académico-, el salto ha sido gigante: de 8,754 en 2003 a más de 33 mil en 2013.
Entre los cubanos que hacen sus trámites migratorios a Estados Unidos, incomoda el alto costo en divisas de diligencias rutinarias o chequeos médicos simples cobrado por el gobierno cubano. Es el caso de Roiniel Vega, quien desde hace 7 meses hace gestiones para visitar en Miami a su hijo, y no entiende por qué la SINA no facilita planillas impresas con el formulario de solicitud de visa de no inmigrantes.

“A los más de 500 pesos convertibles que se debe pagar al gobierno por pasaporte, chequeo médico  y otras gestiones de quienes viajan de manera definitiva a Estados Unidos, se debe sumar el pago de 20 cuc a particulares que rellenan el formulario electrónico en zonas aledañas a la Oficina de Intereses. Me pregunto por qué la SINA no habilita planillas impresas, para abaratar un poco el costo de los trámites migratorios”, señala Roiniel.

El Cónsul estadounidense aclara que “para pedir visas de turistas son tres pasos. Y el primer paso es llenar un formulario, DS-160, en nuestra página web. Sabemos que la mayoría de los cubanos no cuentan con acceso a internet, pero hemos visto que mucha gente se las arregla para acceder a la red de diversas formas. No tenemos la capacidad y recursos de hacerlo de otra forma”.

Iván García

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