Desde La Habana

Cine, fútbol y vuvuzelas

Tremendo ambientazo. Son las 2 y 10 de la tarde y en las afueras del cine Yara, justo en el corazón de la céntrica avenida 23, hay cientos de personas con camisetas, gorras, banderas y bufandas de la selección española y de otros países.

La mayoría de los hinchas son jóvenes estudiantes de la cercana Universidad de La Habana, que esperan mordisqueándose las uñas, el partido de octavo de finales entre la España de Iker Casillas y la Portugal de Cristiano Ronaldo.

Ubaldo Arias, 23 años, estudiante del último año de la carrera de filosofía está al frente de una peña que apoya a la furia roja. Visten camisetas del “Guaje” Villa, Fernando Torres y Xavi Hernández.

Cantan consignas. Son unos convencidos que España será el nuevo campeón del mundo. Unos morenos con pulsos verdes y amarillos de la «canarinh» se mofan de ellos.

Arias y su banda entre risas, mientras confraternizan, les dicen: “Nos veremos en la final”. Todavía queda un trecho de competencia. Pero el esperado duelo de España-Brasil en la discusión del título es una posibilidad real.

Unos minutos después, se organiza en la fila. Comienza la venta de entradas, a dos pesos (0.10 centavos de dólar). La sala parece un mini estadio. Está  repleta.

En la gran pantalla pasan la previa del partido frente a los lusitanos. Se arma una bulla de mil demonios cuando aparece el bigotude Vicente del Bosque apeándose del ómnibus en el estadio sudafricano.

Los fans van cantando los nombres del once ibérico, cuando van surgiendo en la pantalla. “Ole, ole, ole, Casillas, ole, ole, Tarzán Puyol”, y así hasta que bajan del bus los 23 futbolistas españoles que en esta isla de béisbol tiene a una buena parte de los cubanos a sus pies.

Desde que arrancaron los partidos de octavos de final, la administración del cine, el ICAIC y el Instituto de Radio y Televisión, tuvieron la feliz idea de trasmitir en pantalla ancha los encuentros.

La gente lo agradece. A la sala no se pueden pasar bebidas alcohólicas. Las distintas aficiones discuten con pasión y respeto el apoyo categórico a sus diferentes selecciones.

Es cierto que Brasil, Argentina y España se llevan las palmas. Pero en la isla también hay muchos que hinchan por Holanda y Alemania. El buen ambiente se completa con azorados turistas, quienes observan el entusiasmo con que los cubanos viven el Mundial.

Estudiantes latinoamericanos se dan su vuelta por el cine Yara, para apoyar a los equipos de sus preferencias. Están que se salen. Pudiera ser el Mundial de América.

Cuatro selecciones en cuartos de final y con hambre de gloria. Ya no es sólo Brasil y Argentina. Uruguay sabe lo que es alzar una copa y mira de reojo el trofeo Julet Rimes. Paraguay quiere hacer historia.

Pero antes tendrá que pasar por una enchufada España. Mientras llegan los duelos de cuartos de finales, las diferentes barras gozan de lo lindo con el triunfo de los suyos y sufren cuando su once se va cabizbajo y con lágrimas a los vestuarios.

Nadie puede negar la buena onda existente en el Yara. Cuando David Villa marcó el gol ante Portugal que le dio el pase a cuartos, los asistentes, unos dos mil, gritaron Goooool hasta el delirio.

A oscuras, muchos se abrazaban. Saltaban y coreaban “España, España”. Son las cosas buenas del fútbol. Lo peor, el ruido molesto y agudo de las vuvuzelas. Que no sé cómo han aparecido en La Habana. Pero ante tanta fiesta, uno pasa de ellas. Un Mundial es un Mundial.

Iván García

Foto: Kaloain Santos

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