Desde La Habana

Béisbol cubano: Ciego de Ávila, campeón 2015

2015 vuelve hacer el año del tigre. El equipo avileño que dirige el ex receptor Roger Machado hizo un doblete, pues en la temporada 2012 conquistaron su primera corona en la pelota local al desbancar a Industriales en cinco partidos.

El béisbol cubano actual es sumamente parejo. Por años fue dominado por los de siempre: Industriales, Pinar del Río, Santiago o Villa Clara.

Hay que remontarse a 1979 cuando Sancti Spiritus sorprendió a rivales de mayor caché. O al 2001, cuando en un dramático play-off al mejor de siete frente a los gallos espirituanos de Yulieski Gourriel y Frederick Cepeda, los sabuesos de Holguín nublaron el cielo de voladores tras su inesperado triunfo.

La pelota en la Isla se juega a camisa quitá. Algunos partidos parecen de manigua debido a los guantes descosidos, pitchers que tiran más bolas que strikes y estrategias que dejan con la boca abierta a los entendidos.

Desde hace un lustro, las novenas que solían mirar por encima del hombro se fueron desinflando por el goteo incesante de peloteros talentosos.

Industriales, el equipo de La Habana, es el que más ha sufrido con el éxodo. Se podrían armar tres clubes con peloteros que optaron por jugar en el béisbol rentado y administrar libremente sus finanzas.

Pero también Santiago, Villa Clara y Pinar del Río han disminuido su poder de juego con la emigración de varias estrellas en ciernes que escapan de una liga donde juegan todo el año, pero cobran salarios de obreros.

Esto es aprovechado por otros equipos, antaño menores. Aunque no se puede decir que Ciego de Ávila sea una novena sin empaque. En los años 90 tuvo una generación dorada con jugadores sobrados de talento y jamás pudieron ganar nada.

Hace dos años perdieron a su cotizado jardinero central Rusney Castillo, el salario más alto de un pelotero cubano en la MLB. Un joven prospecto como Yozzen Cuesta saltó la tapia y veteranos al estilo de Mario Vega y Yorelvis Charles hicieron mutis.

A día de hoy, los tigres de Ciego son la mejor novena al campo de Cuba. En una pelota donde la defensa promedia 974, los avileños rondan 980. Su torpedero Yorbis Borroto no es gran cosa desplazándose a ambos lados del guante, pero muy seguro en las jugadas que son out.

Probablemente su pelotero de más talento sea el comodín de cuadro Raúl González, bueno a la defensa y bateador de raza. Detrás del plato tienen en Osvaldo Vázquez a un toletero consistente y un bateador de cloche.

Si me apuran, me quedo con el jardinero derecho José Adolis García, hermano de Adonis que juega en la liga profesional venezolana, y que a sus 22 años ha explotado definitivamente en la pelota local.

García, posee un cañón en su brazo derecho y batea líneas hacia todas las partes del terreno. Como primer bate, disparó 11 jonrones e impulsó 59 carreras. En el banco espera su oportunidad un pelotero de 18 años que va ser historia. Apunten su nombre: Robert Luis Moiran.

Roger supo pedir sus refuerzos con mucho tino. El bullpen de los Tigres, junto al de los vegueros de Pinar antes de desarmarse, es de lo más confiables en Cuba.

Tres abridores de calidad como Yander Guevara, Vladimir García (que debido a una lesión no tuvo una buena temporada) y el refuerzo de Villa Clara, Alain Sánchez.

Atrás, para matar los partidos, Machado se apareció con un novato como Yunier Cano, que dispara las rectas de dos costuras hasta 96 millas. A la hora cero, Ariel Borrero y Yoelvis Fizz rindieron un mundo.

Ciego de Ávila fue un equipo redondo. De largo, la novena que mejor desempeño tuvo en la segunda vuelta. Era el favorito al título. Pero en la otra orilla tenían a los Piratas de la Isla.

Un equipo sin historia y sin grandes nombres. Pero guapos a más no dar. A los isleños les faltó pitcheo. Sus abridores, excepto el refuerzo Yoalkis Cruz, no pasaron del tercer inning.

Si el prometedor zurdo de Las Tunas Darién Núñez, con una recta poderosa de 93 millas y una curva de nivel, se hubiese tomado el béisbol en serio, el resultado para la Isla pudo haber sido otro.

Todos los juegos ganados en el play off por los Piratas fue gracias a su bullpen. El dúo de Danny Aguilera y Héctor Mendoza era al seguro.

Su line up regular conecta casi diez hits por partidos, pero le falta poder. En el béisbol moderno es muy difícil ligar tres hits a un pitcher de calibre. Los rompecercas justifican sus fabulosos salarios por esa capacidad innata de cambiar con un golpe de muñeca el marcador de un partido.

Pero los Piratas supieron jugar con entrega, bateo oportuno y un manager que fue diestro en manejar sus piezas en el juego pequeño. Tienen a un campo corto de veinte años con manos de seda.

Se llama Alfredo Rodríguez, oriundo del municipio habanero de San Miguel del Padrón, y todavía muchos industrialistas se preguntan cuál fue la razón del DT Lázaro Vargas para desechar a este jugador.

Después del cienfueguero Erisbel Arruebarrena, ahora en la MLB, Alfredo es de lo mejor al guante en la pelota cubana. Espectacular fildeando, excelente desplazamiento y potente brazo.

De cualquier modo, Isla de la Juventud dio la cara. Perdieron en la tira frente a Ciego en un juego que siempre tuvo cuesta abajo. Con el juego tres carreras por dos a favor de Ciego, en el final del séptimo, el error de García en un lance fácil provocó dos carreras que pesaron una tonelada.

Ya con los Tigres desatados, el resto fue un paseo militar. En el final se apareció Yunier Cano tirando rectas de humo y los isleños bajaron los brazos. Los Piratas juegan un béisbol entretenido y salen a divertirse al terreno. La Isla puso el color. Ciego la maestría.

Iván García

Foto: Equipo de Ciego de Ávila. Tomada del blog Playersofbeisbolcubano.

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