Desde La Habana

Armani, toma nota

No se parece a futbolista inglés David Beckham, sino al actor español Antonio Banderas. Es cubano, se llama Carlos y nació hace 24 años en un caserío del central azucarero Venezuela, en la provincia de Ciego de Ávila, a casi 600 kilómetros de La Habana.

Le gusta vestir vaqueros Guess bien ajustados, con un cinturón ancho donde resalta una hebilla con un águila imperial, y un pulóver Dolce&Garbana, ceñido, para resaltar sus bíceps modelados con paciencia en un gimnasio. Más que de su cuerpo, de lo que le gusta presumir es de su pene.

Para completar su pinta de chulo de barrio, un dentadura de oro, dos cadenas y una manilla de un dedo de grueso. Todo de 18 quilates. El pelo negro y brillante con demasiado gel. Y si nunca perder la sonrisa de éxito.

Y vaya si tiene éxito el chico de oro. Hace cinco años vive en La Habana. En sus primeros tiempos, junto a un amigo rentaba una habitación por 40 c.u.c mensuales en una sórdida y mugrosa cuartería del marginal barrio de San Leopoldo. Ahora no.

-Tengo una novia cubana que es modelo en Italia y está casada con un hombre que además de abdomen, le sobran los euros. Ella vive para mí. Todos los meses me gira entre 800 y 1000 euros y cuando viene de vacaciones la pasamos en grande en hoteles de lujo y discos de moda. Le compró una casa a mis padres en Ciego de Ávila y hace poco una a mí en el Nuevo Vedado. Además de un coche y un ordenador de última generación. No me puedo quejar de ella.

Carlos no se considera el típico “pinguero”, como se le conoce en Cuba a los muchachos que venden su pene a hombres o mujeres. Al principio, cuando era un guajirito de estreno en la capital, supo que atraía por igual a hombres y mujeres.

-Hice el amor con unas cuantas viejas asquerosas por 30 c.u.c y no fueron pocas las noches que algún vejete europeo me chupaba la verga por solo 10 dólares, en la escalinata de la Universidad de La Habana.

Pero aquellos años de sexo mal pagado pasaron a mejor vida. Varios homosexuales españoles y canadiense al llegar a su terruño, cuando salen de copa elogian tanto las cualidades de este gigoló caribeño, que sus amigos, en sus próximas vacaciones se dan un saltito por La Habana para conocer al tipazo. Agraciado como Antonio Banderas. Y bien dotado como un actor de películas porno.

Y por supuesto, también se dan una vuelta por el Nuevo Vedado, chicas de Alcobendas o Milán y ancianas rollizas de Londres o Ginebra. Una enamorada alemana le actualiza una página donde anuncia sus “cualidades”.

-Ya me considero un profesional. Ahora no cobro menos de 120 euros la noche, incluso tengo planes de cobrar por horas, como los buenos gigolós.

El sueño de Carlos es marcharse a Madrid o Berlín y abrir un club de nudismo masculino.

-Aquí en Cuba se corren muchos riesgos. Al ser una profesión ilegal, si me pillan puedo ir a las rejas 5 años. Y en la prisión, yo que no soy valiente, seré la ‘chica’ de cuantos bugarrones se le antoje.

Según dice, sus horas en la isla están contadas.

-Cierta vez leí que en los años 50 había un club en el barrio chino habanero, donde un negro era muy famoso por un espectáculo donde mostraba su verga de 30 cm. Yo me la medí y estoy cerca. Cuando recale en Europa haré un remedo de ese espectáculo.

Ya se imagina ganando euros y aplausos después de una actuación en centros nocturnos. Entrevistas en las revistas del corazón y una fila de fans haciéndole propuestas al chico del central Venezuela parecido a Antonio Banderas. «Pero mejor dotado que el actor de Málaga”, dice risueño.

Y probablemente también que David Beckham, a quien la reportera italiana Elena di Cioccio se atreviera a tocarle los genitales. La nueva imagen del Emporio Armani para ropa interior masculina es el portugués Cristiano Ronaldo. Más bonitillo y musculoso, pero no muy «superdotado» según estas fotos:

Así que, Armani, toma nota. Este cubano no será tan famoso, pero con él no hay que perder tiempo haciendo photoshop.

Iván García

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