Desde La Habana

América Latina: Testamento modificado

Un  capítulo importante de la herencia que, después de más de medio siglo de existencia, le deja el totalitarismo cubano a otros países de la región es la presencia palpable de un socialismo harapiento y lleno de remiendos capitalistas, desde el sitio donde debía tener la cabeza hasta la altura de los pies.

Más abajo, en la letra pequeña, se puede ver también la desesperación de sectores de la ciudadanía en busca de una visa que le dé contraseñas para el porvenir.

El legado de aquel país tiene ese signo negativo para los pueblos vecinos. Pero los valores, la experiencia enriquecedora, las joyas y el oro macizo que se ocultan en esos años de regreso a la pobreza y al cautiverio, es dominio único de algunos dirigentes políticos del continente.

Para ellos se ha reservado la vocación y los recursos con los que hay que luchar por mantenerse en el poder absoluto por los tiempos de los tiempos. Ahí están, a disposición de sus excelencias, los archivos con los manuales de triquiñuelas y unos discursos preparados para embaucar a funcionarios que añoran ser embaucados tanto en la ONU como en cualquier otro organismo internacional.
En el plano interno, en Cuba no hay tradición democrática. Se abre entonces la iniciativa privada de los líderes de la zona para que cambien, arruinen, reescriban a conveniencia las constituciones. Nombren hermanos y sobrinos, se casen, se divorcien, traigan amigos de los pueblos y lleven a pasear en los aviones presidenciales hasta las mascotas de sus nietos. El asunto es estar unidos y en familia.

Que repita Daniel Ortega porque trabaja duro para su reelección y Hugo Chávez, el más firme y preparado para cantar hasta el año 2021. Rafael Correa y Evo Morales en las mismas tareas, como la señora Cristina Fernández. Un bloque que progresa y espera a Ollanta Humala y a la primera dama de Guatemala, Sandra Torres, dispuesta a renunciar al amor de Álvaro Colom para que no se enfríe la silla de Palacio que va a dejar vacía su esposo.

Hay que estar atentos a otro apartado fundamental del patrimonio: la decisión de acabar con la prensa libre.

Se adelantan trabajos contra Clarín, en Buenos Aires y, en Managua, persiguen hasta el papel virgen de El Nuevo Diario. Chávez dijo hace 10 años que «los medios de comunicación son enemigos de la revolución». Y Correa, que ha demandado por 80 millones de dólares a un periódico ecuatoriano, quiere que cese lo que llama «el sicariato de la tinta».

Reciben un tesoro de sabiduría en impunidad y poder. Un capital que los herederos están condenados a tirar por la ventana.

Raúl Rivero, El Mundo

Foto: Sandra Torres de Colom, primera dama de Guatemala.

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