Desde La Habana

América Latina: naufragios exportados

Una de las muchas colas que a diario tienen que hacer los venezolanos para comprar alimentos

EL chavismo es una doctrina política concebida en América Latina para superar el fracaso del socialismo real. Su fundamento teórico es el resumen de la experiencia de una dictadura de medio siglo contada por un abogado de la burguesía rural cubana a un paracaidista del ejército venezolano.

En poco más de 15 años, con los aportes de última hora de Nicolás Maduro, la renovadora escuela de Hugo Chávez asesorada por Fidel Castro y, más recientemente por su hermano Raúl, ha conseguido convertir a Venezuela en uno de los países más inseguros y pobres del mundo.

El sistema no se conforma con esas conquistas que le dan relevancia internacional. Continúa su trabajo devastador y tiene asfixiada la libertad de prensa mediante métodos en los que mezcla la persecución y golpeaduras a los periodistas, con la anulación de entrega de divisas a los dueños de los diarios para impedirles que compren papel en otros países.

La población, incluidos los sectores que todavía respaldan la ilusión de los discursos populistas, se mantiene muy ocupada. Tiene que protegerse de los delincuentes y criminales, hacer colas de muchas horas en los supermercados para conseguir algunos alimentos y, en el tiempo que le quede libre, debe de enfrentarse en violentos conflictos con los compatriotas que no comparten sus ideologías.

Con los opositores, los estudiantes y otros grupos rebeldes que están en la calle y reclaman cambios desde el mes de febrero, el chavismo no ha sido creativo. Sigue al pie de la letra los manuales soviéticos traducidos y mejorados en el Caribe: son enemigos del pueblo pagados por el imperialismo y otras fuerzas extranjeras. Por lo tanto, rigor y represión, bala y cárcel.

Esa filosofía tiene otros cómplices que suelen olvidarse. Las momias de los partidos políticos tradicionales que se paralizan en la rutina, la comodidad y en la indolencia ante los graves problemas sociales. Ellos son los que dejan olvidadas en cualquier mesa las llaves de las cajas para los corruptos.

El chavismo es una maravilla para la enriquecida familia de Hugo Chávez, para los cubanos que hallaron a quién venderle sus ruinas por petróleo y para los gerifaltes que heredaron el poder.

Ni los viejos aliados de la región -Nicaragua, Ecuador y Bolivia- quieren saber ya de la doctrina del paracaidista y el abogado: está demostrado que es desastroso exportar un desastre.

Raúl Rivero
El Mundo, 30 de mayo de 2014.

Foto: Una de las muchas colas que a diario tienen que hacer los venezolanos para comprar alimentos y productos de primera necesidad. Tomada del diario mexicano Excelsior.

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