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Éramos pocos y parió la abuela

Cuando Raúl Castro asumió la presidencia en 2008, entre la población se rumoraba que el general traía un puñado de cambios bajo la manga. El más deseado, la eliminación del permiso de entrada y salida al país. Los cubanos de la isla ya se veían haciéndose pasaportes y subiendo en aviones, para visitar a sus familiares en el exterior.

También se decía que iba a permitir el libre acceso a internet. Fueron días de especulaciones y euforia. Y lo que se pudo comprar fueron celulares, reproductores de dvds y ordenadores viejos y caros. Los nacionales fueron autorizados a alojarse en hoteles exclusivos para extranjeros. Pagando en divisas, claro.

Dos años después, muchos cubanos tienen celulares y dvds en sus casas y algunos se han hospedado en buenos hoteles. Es cierto que se ha ampliado el trabajo por cuenta propia, y se han tomado medidas beneficiosas para ciertos sectores, como barberos, taxistas y campesinos.

Pero hoy los temas de conversación en Cuba son muy distintos. «Cuando lo que está en juego es tu ‘pincha’ (trabajo), eso de internet y poder viajar al exterior se convierte en algo secundario», dice Lorenzo, 42 años, empleado.

En La Habana no se habla de otra cosa: despidos masivos, impuestos, negocios particulares y libreta de abastecimientos. Esto último es lo que más inquieta a Caridad, 78 años, jubilada. «Mi’jito tu sabes lo que es que a estas alturas, con una pensión que no llega a 200 pesos, vieja y enferma, me quiten más productos de la libreta. Ya me quitaron los cigarros, que yo se los cambiaba a un vecino por azúcar».

La desaparición de la libreta de racionamiento a quien quita el sueño es a las personas de la tercera edad con bajas pensiones, que las pasan canutas para sobrevivir. Los viejos más fuertes salen a ganarse la vida en la calle, vendiendo cigarrillos, maní, bolsas de nailon o periódicos.

A la población en edad laboral le desvelan otras cuestiones. «Para mí, lo peor es no saber exactamente lo que el gobierno se trae entre manos. Me preocupa, y mucho, lo que se está diciendo, que vamos a pagar impuestos muy altos», dice Ignacio, 46 años, mecánico particular.

A río revuelto, ganancia de pescadores. Como en todas las crisis, habrá quienes consigan capear el temporal. Sobre todo los «bichos», tipos inescrupulosos, maestros en el arte de timar.

Ya ocurrió en los 90, en los años duros del período especial. Roberto, 48 años, vago habitual, tuvo la «brillante» idea de recoger pomos vacíos de champú, crema, desodorante… Los lavaba y rellenaba con un mejunje que él mismo preparaba, le echaba unas gotas de colonia barata y los vendía en pesos. «Estoy pensando volver a hacerlo».

Puede que en estas horas bajas, algunos se aprovechen de la desesperación de la gente. «Pero yo creo que la mayor parte va a tratar honestamente de salir adelante. Al menos eso le pediré al Señor cuando este domingo vaya a la iglesia», confiesa Lourdes, 61 años, ama de casa.

En medio de numerosas interrogantes y dudas, de bastante desaliento e incertidumbre, unos pocos se frotan las manos, maquinando cómo engañar a otros. O soñando con los pequeños negocios que pudieran montar, aunque tengan que pagar impuestos abusivos.

Pero la mayoría se hala los pelos y acude a los babalaos. Este nuevo período especial pudiera ser más negro que el vivido hace veinte años. Ahora con cerca de un millón de desempleados. Y con los mismos discursos y consignas de siempre.

Iván García

Sobre admin

Periodista oficial primero (1974-94) e independiente a partir de 1995. Desde noviembre de 2003 vive en Lucerna, Suiza. Todos los días, a primera hora, lee la prensa online. No se pierde los telediarios ni las grandes coberturas informativas por TVE, CNN International y BBC World. Se mantiene al tanto de la actualidad suiza a través de Swissinfo, el canal SF-1 y la Radio Svizzera, que trasmite en italiano las 24 horas. Le gusta escuchar música cubana, brasileña y americana. Lo último leído han sido los dos libros de Barack Obama. Email: taniaquintero3@hotmail.com

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