Desde La Habana

¿Cuándo llegarán los cambios en Cuba?

Como un culebrón, las marchas y revueltas en Túnez y Egipto fueron seguidas en Cuba por personas comprometidas con el futuro de su país, tal es el caso de opositores, periodista independientes y blogueros.

Aquellos ciudadanos deseosos de cambios políticos y económicos, veían en la tele las opiniones sesgadas de especialistas locales y por onda corta escuchaban las noticias llegadas desde El Cairo.

En la cúpula del poder, los jefes analizaban los reportes con preocupación y caras largas. Tomaban nota. Otra autocracia se venía abajo. Sin líderes mediáticos, ni estrategas militares al pie de un cañón.

El papel protagónico de los acontecimientos en Egipto lo ejerció el pueblo. Desesperado por la pobreza y reclamando libertades. Un mensaje preocupante para los jerarcas criollos.
Los movimientos populares espontáneos tienen efectos impredecibles. Los Castro lo saben mejor que nadie. Tienen un eficiente aparato de espionaje que a diario les hace llegar el estado de opinión popular en la isla, bastante tenso por cierto.

Pero aún tienen margen de maniobra. Para un buen número de cubanos, lo ocurrido en Egipto fue una sinfonía distante. Sumidos en ese círculo vicioso de conseguir comida o reparar el techo antes que llegue la temporada ciclónica, le prestaron escasa atención al drama egipcio y sus cientos de muertos y heridos.

Cuando piensa en el futuro, esa parte de la población no se ve protestando en una plaza. Futuro, dicen, es vivir en una casa decente, desayunar, almorzar y cenar todos los días. Y si no ligan una visa USA, poder viajar a otros países.

Ahora, con esa zanahoria tendida por el gobierno, de la ampliación del trabajo por cuenta propia, creen que puede ser una oportunidad para cambiar su suerte.

Claro, a la hora de protestar, pesa el temor, lógico y humano, de recibir una andanada de golpes por fuerzas antimotines o que una bala termine con tu vida. La chispa que pueda prender una probable revuelta en la isla todavía está apagada.

Los Castro saben que la situación de Cuba tiene todos los ingredientes para derivar en protestas masivas. Hay similitudes que espantan. Esa misma desesperanza que empujó a millones de egipcios marchar hacia la plaza Tahrir es algo que están viviendo en carne propia los cubanos.

¿Cuándo llegarán los cambios? ¿De qué forma vendrán? ¿Revueltas populares o una transición lenta y controlada desde el poder?

Pronosticar el futuro es complicado. La Habana no es El Cairo. Pero en Cuba, definitivamente, ocurrirán reformas democráticas. Cuando una mayoría lo decida. Mientras, tumultos sólo se ven para comprar papas o cerveza a granel.

Iván García

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